Un niño de 8 años que cayó el domingo a un pozo de cerca de 6 metros de profundidad en una zona rural de Carmo do Paranaíba, pequeña ciudad en el estado de Minas Gerais (sureste de Brasil ), murió este lunes tras pasar 18 horas atrapado en el hoyo y pese a haber sido rescatado por los bomberos.
El menor, identificado como Pedro Augusto Ferreira Alves, llegó a ser rescatado con vida y alcanzó a recibir los primeros auxilios en el lugar del accidente, pero no resistió y murió poco después de haber sido trasladado a un hospital, informó el Cuerpo de Bomberos de Minas Gerais.
"En el momento en que lo retiramos del pozo, el niño ya sufría una disminución de su nivel de conciencia y un paro cardiorrespiratorio", explicó el comandante de la operación de rescate, el teniente coronel de los bomberos Thiago Lacerda Duarte.
"Pese a que teníamos un equipo médico a disposición en el lugar del accidente y una ambulancia, que lo condujo al hospital, infelizmente murió", agregó Duarte, que comandó la operación de rescate de varias horas tras un accidente que generó conmoción en Minas Gerais y había causado grandes expectativas.
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Según sus familiares, el niño estaba jugando con otros menores en la tarde del domingo y cayó accidentalmente al hoyo de una obra en un antiguo botadero de basuras próximo a su residencia.
Los bomberos fueron llamados inmediatamente e iniciaron las tareas de rescate en la tarde del domingo, que movilizaron a unos 20 socorristas, pero tuvieron que superar varias dificultades en sus esfuerzos para alzar al niño, entre los cuales el temor a que un deslizamiento pudiera sepultarlo.
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El rescate solo fue posible gracias al hoyo paralelo cavado por los bomberos para evitar precisamente los deslizamientos de tierras en el pozo principal.