Los equipos de rescate en Turquía y Siria enfrentan el miércoles horas "cruciales" para hallar supervivientes entre los escombros del terremoto, cuyo balance ya supera los 9.500 muertos entre ambos países.
Una de las historias que brinda esperanza entre tanto dolor es la de una niña de 7 años, atrapada entre dos bloques de cemento, que con su brazo protegió la cabeza de su hermanito durante 17 horas hasta que pudieron rescatarlos con vida.
La impactante imagen fue compartida por el representante de Naciones Unidas Mohamad Safa.
The 7 year old girl who kept her hand on her little brother's head to protect him while they were under the rubble for 17 hours has made it safely. I see no one sharing. If she were dead, everyone would share! Share positivity... pic.twitter.com/J2sU5A5uvO
— Mohamad Safa (@mhdksafa) February 7, 2023
El escritor Shahnawaz Irmaq compartió luego una imagen de los hermanitos ya puestos a salvo. No obstante, de su familia no hay noticias.
Alhumdolillah they both are rescued that brave girl hold his brother in tough time. #Turkey #TurkeyEarthquake #earthquake #earthquakes #earthquakeinturkey #earthquakes #turkeyearthquake2023 #Syria #Turkey #turkish #syriaearthquake #PrayforSyria #PrayForTurkey pic.twitter.com/RTH152OOL9
— Shahnawaz Irmaq (@Snirmaq) February 7, 2023
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En medio del frío y la devastación, los socorristas, auxiliados por los primeros equipos de emergencia llegados de otros países, luchan contra el reloj para encontrar personas con vida tras el terremoto de magnitud 7,8, con epicentro en el sureste de Turquía.
La imagen esperanzadora de una recién nacida rescatada viva de entre los escombros en Siria contrasta con la desolación de un padre en Turquía que sujeta la mano de su difunta hija atrapada entre dos bloques de hormigón.
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El ministro turco de Interior advirtió que las próximas 48 horas iban a ser "cruciales" para encontrar supervivientes del sismo, que llevó a Ankara a decretar siete días de luto nacional.
En total, el número de fallecidos superó el miércoles las 9.500 personas.
Turquía registró 6.957 muertos, según el más reciente balance de la Autoridad de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD).
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En Siria se registraron en total 2.547 muertos: 1.250 en las zonas controladas por el gobierno, según el ministro de Salud Hassan Ghabbash, y 1.297 en las zonas rebeldes, según los Cascos Blancos.
En Siria, el saldo debe "subir considerablemente porque cientos de personas siguen atrapadas bajo los escombros", indicaron los Cascos Blancos (voluntarios de protección civil) de las zonas rebeldes.
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Se trata del peor terremoto que ha vivido Turquía desde 1999, cuando una sacudida mató a 17.000 personas, un millar de ellas en Estambul.
"¿Dónde está el Estado?"
En la localidad siria de Jindires, los socorristas pudieron rescatar a una niña recién nacida entre los escombros del inmueble.
La bebé estaba todavía unida por el cordón umbilical a su madre, fallecida como el resto de miembros de la familia.
"Oímos un ruido y escarbamos (...), limpiamos el lugar y encontramos a esta pequeña, alabado sea Dios", dijo Khalil Sawadi, allegado de la familia.
El rescate llegó tarde para Irmak, una adolescente de 15 años. En silencio, su padre Mesur Hancer sostenía la mano inerte de la menor atrapada en los restos de un bloque en Kahramanmaras (sureste de Turquía).
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Situada en el epicentro del sismo, la ayuda todavía no ha llegado a esta ciudad de más de un millón de habitantes de difícil acceso.
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"¿Dónde está el Estado? ¿Dónde está? (...) Han pasado dos días y no hemos visto a nadie", se desesperaba Ali, que espera todavía hallar con vida a su hermano y su sobrino atrapados entre los escombros de su apartamento.
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El devastador terremoto estuvo seguido por numerosas réplicas, algunas potentes, que provocaron el pánico en numerosos supervivientes, temerosos de volver a sus casas.
En la ciudad turca de Gaziantep, muchos decidieron refugiarse en el aeropuerto. "Ahora mismo, nuestras vidas están realmente marcadas por la incertidumbre", dijo Zahide Sutcu, que huyó de su casa con sus dos hijos.
En total, la Organización Mundial de la Salud calcula que 23 millones de personas quedaron "expuestas" a las consecuencias del terremoto, "incluyendo cinco millones de personas vulnerables".