Fulla Al-Laham, de 4 años, se despertó sola en el hospital de Khan Younis en Gaza, donde los rescatistas la llevaron de urgencia desde las ruinas de su casa, que fue destruida por un ataque aéreo israelí
que mató a 14 miembros de su familia, incluidos su madre, su padre y sus hermanos.
La casa de la familia palestina fue alcanzada por un ataque aéreo israelí, como parte de una ola de ataques que, según funcionarios de salud de Gaza, ha matado a más de 2.750 personas, una cuarta parte de ellas niños, e hirió a casi 10.000.
Ver a Fulla con los ojos abiertos supuso un breve momento de alegría para su abuela Um Muhammed, que perdió a su hijo y a su familia durante el ataque aéreo.
"Estaban sentados dentro de la casa, mis hijos y sus hijos y una de sus suegras estaban en su casa. De repente, sin previo aviso, bombardearon la casa, 14 personas murieron. Solo esta niña, mi nieta, Fulla, sobrevivió. Yo espero que mejore, se mantenga segura y sane. Que sus almas descansen en paz. Dios es quien da paciencia a las personas", narró la mujer mientras acompañaba a la pequeña.
Muchos niños entre las víctimas fatales de Gaza
"Cada historia que sale de Gaza es la de una supervivencia, una desesperanza y una pérdida", lamentó el jefe de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini, que informó del inicio de una escasez de mortajas en el territorio palestino.
"A veces no tenemos tiempo de escribir los nombres" de los muertos tan numerosos, afirma Ihsan Al Natur, que trabaja en un cementerio de Rafah (sur).
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"Hay muchos niños entre los mártires", agrega. "Colocamos tres o cuatro por tumba". La tradición musulmana exige un entierro lo antes posible.
El Ministerio de Asuntos Religiosos en Gaza estimó que era "necesario" enterrar rápidamente los difuntos y que a raíz del número de muertos y la escasez de tumbas se aconsejaba juntar cuerpos en una misma tumba.
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En Rafah, en el sur, donde se refugiaron habitantes del norte del territorio que temen una ofensiva terrestre del ejército israelí, se han cavado de manera anticipada pozos en la arena uno al lado de otro y se han colocado ladrillos y losas alrededor y en el interior para recibir cuerpos.
En un pozo, se apilan tres cadáveres de niños.
Hamás estimó el lunes que 1.000 cuerpos estaban atrapados bajo los escombros y advirtió sobre una "catástrofe humanitaria" y la propagación de enfermedades.