Administradores optaron por esconder las lápidas para evitar que se las robaran. El lío es que no les avisaron a los familiares de los difuntos.
Los robos iniciaron en septiembre del año pasado, por lo que algunos allegados decidieron usar marcadores para identificar las tumbas.
“Esto es una vergüenza total. No respetan ni a los muertos”, dice Beatriz Bastidas.
Las denuncias de hurto se multiplicaron y, entonces, la administración del lugar tomó una medida radical: retiró todas las lápidas de bronce de varias parcelas para resguardarlas como medida de prevención, pero no informó a las familias.
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Ante la confusión, algunos decidieron retirar ellos mismos las lápidas de otros lotes, mientras que en las oficinas del camposanto intentan responder a cientos de quejas, pues muchos temen que les roben el bronce a las placas.
Los familiares se están organizando para exigir acompañamiento de la Defensoría del Pueblo y que en el cementerio les regresen las losas de las tumbas.
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