La justicia española logró detener a nueve personas que, a bordo de una embarcación, transportaba tres toneladas de cocaína. Cuando se vieron descubiertos, ejecutaron una maniobra para que el barco se hundiera.
La maniobra fue en vano. Los efectivos iban lo suficientemente bien dotados con equipos marítimos y no solo lograron recuperar los bloques de cocaína, sino que también detuvieron a nueve hombres de nacionalidad georgiana y turca que, a decir verdad, no tenían mucha chance de escapar.
Autoridades descubrieron que el barco en el que era transportada la droga estaba dotado con un mecanismo de inundación rápida instalado, probablemente, para borrar pruebas o distraer la operación de la ley.
Los traficantes tampoco corrieron con suerte, pues las condiciones meteorológicas no fueron favorables para que continuaran su camino.
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