Mediante un comunicado oficial, la Lotería
de Florida, en Estados Unidos, anunció que el premio de dos millones de dólares de un juego de raspadito había sido reclamado por Geraldine Gimblet, una mujer de la ciudad de Lakeland.
Más allá del botín, su historia conmovió a miles al conocer que Gimblet había ganado el dinero un día después de que su hija terminara su tratamiento contra el cáncer.
Su destinó cambió después de que, al haber gastado todos sus ahorros en un tratamiento contra el cáncer de seno para salvar la vida de su hija, invirtiera 10 dólares en un boleto de lotería. La mujer comentó que al intentar comprarlo, el empleado de la estación de servicio le informó que no tenía disponibles, sin embargo, ella le pidió volver a revisar, dando con la casualidad de que el hombre logró encontrar el último billete disponible en la tienda.
Entre lágrimas, su hija comentó que “el día antes de que mi mamá comprara este boleto, llamé al timbre y salí del hospital después de completar mi último tratamiento para el cáncer de mama”, por lo cual siente genuina alegría por su triunfo.
Geraldine eligió recibir sus ganancias como un pago único de una suma global de $1.645.000. En el acto la acompañaron su hija y su nieta, y, tras conocer su historia, se unió a la celebración Reggie Dixon, el Jefe de Personal de la Lotería.
“Estoy muy feliz por ti y tu hija. Su amor y sacrificio desinteresados fueron recompensados. A veces Dios permite un milagro de la manera más inaparente”, comentó una usuaria de Twitter al conocer el caso.
Además del triunfo de la nueva millonaria, el minorista que vendió el boleto recibirá una comisión adicional de 2.000 dólares por la comercialización del ticket ganador.
Las probabilidades generales de ganar del juego son de 1 en 3,12. La entidad declaró que, desde 1988, los juegos de la Lotería de la Florida han pagado más de $85,800 millones en premios y han hecho millonarias a más de 3,500 personas.
Joven se ganó la lotería y volvió a su trabajo en un restaurante: “Hay más en la vida que el dinero"
El británico Luke Pittard tenía 23 años cuando se desempeñaba como entrenador de personal en un McDonald's de Cardiff, la capital de Gales. Su vida, que parecía común, cambió completamente cuando la suerte le sonrió con el premio gordo de la Lotería Nacional. Su decisión posterior lo catalogó como un loco ante sus conocidos.
Esta lotería, que juega desde 1994, anunció en julio de 2006 que Reino Unido tenía un nuevo millonario. Pittard se dio cuenta de que era el afortunado ganador del premio mayor, el cual correspondía a 1,3 millones de libras esterlinas. Al cambio actual, la cifra equivaldría a unos 7 mil millones de pesos.
Veintiún meses después de que el sorteo cambiara sus vidas, Luke decidió volver a su trabajo en McDonald's, el cual consta de acompañar a las nuevas personas que se unen al equipo durante su ingreso a la compañía, ayudándoles durante su proceso y formándolos dentro de la empresa.
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