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Mujer condenada por el homicidio de su hija adoptiva fue hallada muerta en una celda

Pagaba una sentencia de 18 años, que también le impusieron a su exesposo, por el asesinato de una niña china de 12 años, un caso que conmocionó a España en 2013.

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Foto de referencia
AFP

Rosario Porto, la española declarada culpable junto a su exmarido Alfonso Basterra de matar a la pequeña Asunta Yong Fa, hija adoptiva de ambos, en uno de los sucesos más mediáticos de los últimos años en el país ibérico, fue hallada sin vida en la celda de la prisión donde cumplía su condena.

El crimen de la pequeña, de 12 años, causó tal impacto en la sociedad española que fue seguido con enorme interés a través de los medios de comunicación y fue llevado a la televisión en un documental, ‘Lo que la verdad esconde: caso Asunta’, emitido en mayo de 2017.

Rosario Porto, abogada de profesión, cumplía la pena por el asesinato de su hija adoptiva y había completado 7 años en tres prisiones distintas.

Lo anterior, porque ya había intentado quitarse la vida en otras ocasiones, por lo que en todos los centros se le había aplicado protocolos antisuicidio.

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Funcionarios de la cárcel de Brieva, en la provincia española de Ávila (centro), la encontraron muerta, ahorcada con un cinturón de tela atado a la ventana, informaron fuentes penitenciarias, quienes señalaron que tenía toda la celda recogida, incluidas pertenencias, lo que hace pensar que tenía meditada su decisión.

El crimen de Asunta fue sometido a la decisión de un jurado popular, que declaró culpables de la muerte de la niña a Rosario y a su marido, Alfonso Basterra.

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La menor, adoptada por la pareja a los 9 meses, fue encontrada sin vida en una pista forestal de una pequeña localidad gallega el 22 de septiembre de 2013 con síntomas de asfixia.

Los esposos, que se habían separado para la fecha del crimen, planearon todo durante cuatro meses. Asunta, según la investigación, fue sedada, atada de manos y pies, asfixiada y luego abandonada.

Aunque la pareja denunció la desaparición de la niña, la Policía descubrió casi de inmediato que el crimen fue orquestado por los padres adoptivos.

El jurado consideró que los dos acusados mataron a la pequeña con un plan "concordado" entre ambos y que la víctima no tuvo posibilidad alguna de defenderse.

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