La principal ciudad de Luisiana, Nueva Orleans, seguía sin electricidad casi 24 horas después de que el huracán Ida, degradado a tormenta tropical, azotara la costa del estado. El presidente Joe Biden declaró la situación de desastre.
"La mayor preocupación es que todavía estamos realizando búsquedas y rescates y tenemos gente en todo el sureste de Luisiana (...) que está en lugares complicados", dijo el gobernador de Luisiana, John Bel Edwards, al programa Today el lunes por la mañana.
Hasta ahora se ha confirmado una muerte por Ida, pero Edwards dijo que esperaba que el número de víctimas suba "considerablemente".
Ramas, vidrios rotos y otros escombros cubrían el centro de Nueva Orleans, mientras en el turístico Barrio Francés, varios árboles habían sido arrancados de raíz.
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Ida, degradada a tormenta tropical la madrugada del lunes, dejó sin electricidad a toda Nueva Orleans, con más de un millón de propiedades sin energía, según el rastreador de apagones PowerOutage.US.
"Yo estuve allí hace 16 años. El viento parece peor esta vez, pero el daño parece menos grave", dijo el residente del Barrio Francés Dereck Terry, inspeccionando su vecindario en chanclas y camiseta, paraguas en mano.
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"Tengo una ventana rota. Algunas tejas del techo volaron a la calle y entró agua", agregó este farmacéutico jubilado de 53 años.
Según el gobernador de Luisiana, el sistema de diques en los sitios afectados "realmente funcionó muy bien". "De lo contrario estaríamos enfrentando muchos más problemas hoy", dijo.
"Devastación total" en ciudades de Luisiana
En Jean Lafitte, una localidad al sur de Nueva Orleans, el alcalde Tim Kerner dijo que la rápida crecida de las aguas había superado los diques de 2,3 metros de altura.
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"Devastación total, catastrófica, los diques de nuestra ciudad se han desbordado", dijo Kerner a la televisora local WGNO, señalando que entre 75 y 200 personas estaban varadas en la reserva de Barataria.
Cynthia Lee Sheng, presidenta de la parroquia de Jefferson que abarca parte del área metropolitana de Nueva Orleans, dijo que la gente se refugió en sus áticos.
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Varios residentes de LaPlace, río arriba de Nueva Orleans, publicaron pedidos de ayuda en las redes sociales, diciendo que estaban atrapados por la crecida de las aguas.
"El daño es realmente catastrófico", dijo Edwards a Today.
El presidente Joe Biden declaró la situación de desastre para Luisiana y Misisipi, lo que habilita ayuda federal.
Una persona murió al caer un árbol en Prairieville, unos 96 kilómetros al noroeste de Nueva Orleans, según las autoridades
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"Vamos a estar respondiendo a este huracán bastante tiempo y la recuperación llevará muchos meses", anticipó Edwards.
Más de 5.200 efectivos del Ejército, la agencia federal de manejo de emergencias y la Guardia Nacional fueron desplegados en los estados sureños de Luisiana, Misisipi, Texas y Alabama para atender la emergencia, informó a periodistas el general Hank Taylor, alto funcionario del Pentágono.
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"Muchos menos escombros" en Luisiana
La mayoría de los residentes atendieron las advertencias de peligro de las autoridades para abandonar la zona.
"Yo me quedé por Katrina y, por lo que he visto hasta ahora, hay muchos menos escombros en las calles que después de Katrina", dijo Mike, que vive en el Barrio Francés, negándose a dar su apellido.
El recuerdo de Katrina, que tocó tierra el 29 de agosto de 2005, aún está fresco en el estado, donde causó unas 1.800 muertes y miles de millones de dólares en daños.
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El Centro Nacional de Huracanes emitió advertencias de marejadas ciclónicas e inundaciones repentinas en partes del sureste de Luisiana, el sur de Misisippi y el sur de Alabama mientras Ida avanzaba hacia el noreste.
A las 15H00 GMT del lunes, Ida se ubicaba a 105 kilómetros al suroeste de Jackson, Misisipi, con vientos máximos sostenidos de unos 65 km/hora.
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Según los pronósticos, la tormenta se moverá hacia el interior y se espera que esté sobre el oeste y centro de Misisipi el lunes por la tarde, antes de atravesar Estados Unidos hacia el Atlántico de aquí al miércoles, creando la posibilidad de inundaciones repentinas a su paso.
Los científicos han advertido de un aumento en la actividad ciclónica a medida que la superficie del océano se calienta debido al cambio climático, lo que aumenta la amenaza de daños para las comunidades costeras de todo el mundo.