En La Vega, un barrio de Caracas, los niños fabrican sus propios adornos con papel reciclado o billetes de bolívares que ya perdieron su valor por la inflación. Hasta el bidón de almacenar el agua -que tanto falta en los hogares de Venezuela - sirve de barriga para Santa Claus.
Pero no es lo único reciclado, una mujer intenta vender, sin suerte, el vestido que usó en su fiesta de 15 años y que estaba guardado desde el año 2005.
"Para ver si compraba medicina y alimento para mis hijos. Es fuerte con dos niños", contó Yoleski Herrrera.
Su hijo de 9 años, que la acompaña en el largo recorrido a pie, solo pide una cosa por esta época: comida.
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De otro lado, Luis Pérez confiesa que su sueldo, de 70 dólares al mes, no le alcanza para comprar los panes de jamón que llevaba en sus manos, eran un encargo de su jefe que pagó 24 dólares por ambos
"Uno no puede compartir un pancito de jamón, ni una hallaquita", dijo Pérez.
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El gobierno de Maduro empezó a vender en sectores populares de Venezuela el tradicional kilo de cerdo a un dólar. Pobladores denuncian que a algunas comunidades llegaron podridos y en escasas cantidades.