Noticias Caracol es el primer medio colombiano que llega a El Salvador para reportar, desde adentro, cómo funciona la megacárcel que fue inaugurada por Nayib Bukele, presidente de ese país. Este centro penitenciario es uno de los más controversiales en el mundo.
El equipo periodístico de Noticias Caracol salió desde San Salvador, la capital de ese país, hasta Tecoluca, el municipio en el que está la megacárcel. Son en total 74 kilómetros de recorrido, lo que representa una hora y 40 minutos.
Esta cárcel puede albergar a 40.000 presos. El penal ocupa un área de 165.900 metros cuadrados, en un terreno de 700 metros de largo por 237 metros de ancho. Allí se podrían construir 6 estadios como el Metropolitano de Barranquilla. Hoy dentro de esa cárcel hay detenidas 12.000 personas.
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Mientras se acercan, los funcionarios del gobierno de ese país hacen la primera advertencia: olvídense de los celulares. A casa 20 minutos perimetrales la señal se pierde por completo.
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El equipo de Noticias Caracol está acompañado por una comisión de derechos humanos, un organismo adscrito al gobierno de Bukele. Tras una milimétrica revisión por parte de los guardias sigue una máquina detectora de metales. Se inspeccionan los zapatos y todos pasan por un escáner corporal.
Una de las recomendaciones que más llamó la atención fue la de tener cuidado con las señas y los gestos: “Les pido ser muy cautos en el lenguaje no verbal. Ellos han desarrollado una capacidad de entender nuestra corporalidad”.
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El pabellón que eligió el gobierno para mostrar fue el número 3. Un módulo donde, según ellos, duermen los reclusos más peligrosos de la prisión, quienes son señalados de ser los líderes de los Mara Salvatrucha, la pandilla 18 y la 13. Quienes fueron alguna vez enemigos a muerte, hoy conviven en la misma celda.
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Este módulo tiene 32 celdas y cada una cuenta con 65 reclusos. Los directores de la cárcel hicieron coincidir la visita de Noticias Caracol con la entrega de medicamentos. No hay cobijas, colchones o almohadas
“Las celdas no tienen sistema de luz artificial, está más elevado. Los privados de la libertad no tienen contacto con ningún interruptor eléctrico y no es necesario en el día tener luz artificial. Tenemos visibilidad total. Todas esas recomendaciones a nivel internacional, en las que el privado de la libertad, en el contexto del encierro, puede subsistir con las necesidades básicas”, dijo el director de la megacárcel.
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Los reclusos reciben la comida dentro de la celda. Por algunos segundos, varios de ellos lograron hablar con el equipo periodístico. Los reclusos cuentan con dos contenedores de agua para bañarse y dos inodoros por celda para 65 personas. Muchos de ellos portan una biblia para pasar el tiempo, pues ni siquiera pueden ver a sus seres queridos.
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“No hay régimen de visitas. Ninguna clase de visita. Las salas de audiencia tienen un monitor, hacemos el enlace y si el juez autoriza en este lugar se enlaza la llamada es la garantía de que se les revisa el debido proceso. Todo preso ha pasado por acá”, manifestó el funcionario.
Los sitios de esparcimiento en la megacárcel no existen. La única rutina que pueden hacer fuera de las celdas es una de 20 minutos de ejercicio dentro del mismo pabellón.
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Bernardo es un recluso que habló con nuestro equipo periodístico. Él fue designado por un guardia para dar su declaración: “Las cosas han cambiado bastante, la situación ha cambiado gracias a Dios. Las autoridades nos han ayudado bastante gracias a Dios. Es Dios quien toca los corazones de las personas. Llevo acá desde febrero de este año, el 24 de febrero nos trajeron aquí. Antes estaba en fase 3, un penal de máxima seguridad. Yo pertenecí a la pandilla 18”.
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Bernardo era uno de los líderes de las pandillas más sangrientas, la responsable de cientos de homicidios, torturas y hasta violaciones: “Creí que iba a ser un lugar de golpe y sufrimiento, pero gracias a Dios no hemos recibido goles en este lugar. Son decisiones en la juventud que uno toma y son erradas, traen consecuencias a nuestras vidas. Yo ya tengo años de estar detenido, voy para 17 años. Busquen de Dios, quien transforma al ser humano, cambia al hombre”.
Los reclusos están vigilados desde arriba. Cada punto de la megacárcel está diseñado para ello, incluso al interior de los pabellones los guardias mantienen la perspectiva hacia los reos siembre desde arriba. Los turnos de los custodios son por semanas, una trabajan y la otra descansan. Ellos siempre llevan el rostro cubierto, pues dicen que afuera hay una vida para cuidar.
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Andrés Guzmán, colombiano de nacimiento y comisionado para los derechos humanos de El Salvador, manifestó que estas visitas se realizan periódicamente: “Revisamos que estén bien, que tengan atención médica. Buscamos que tengan una buena situación, buenas condiciones. Las necesidades son básicas, temas de escobas, traperos, a veces no les llega lo que sus familiares les envían, estamos revisando protocolos”.
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Esta cárcel tiene hoy a 12.000 reclusos. Desde la inauguración de la megacárcel han crecido las denuncias de violaciones a los derechos humanos, mismas que son respaldadas por varias organizaciones. Aquí se vieron a cientos de seres humanos atrapados entre rejas, pero lo que ocurre a diario solo lo pueden contar los que han vivido en el infierno.
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