Una madre abandonó a su hija de 8 años en un terreno baldío ubicado en la población de Morelia, en Michoacán, México. Le hizo creer a la niña que iban a jugar antes de dejarla tirada a su suerte.
Según medios aztecas, como el Vox Populi Noticias, el rescate de la menor se produjo gracias a la denuncia de un reportero de la base C5.
La niña estaba sucia, desorientada y hambrienta, señalaron las autoridades.
Se desconoce cuándo fue que la mujer abandonó a su hija, pues antes de dejarla le vendó los ojos diciéndole que iban a jugar y que debía quedarse totalmente quieta.
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Al parecer, la niña de 8 años acató la orden y permaneció en un solo lugar aguardando por su mamá, pero esta nunca apareció.
La menor de edad, angustiada, paró el supuesto juego y empezó a caminar por el terreno baldío antes de ser vista por el reportero, que se comunicó con las autoridades de Morelia.
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La niña fue valorada por médicos y llevada a la unidad de Atención de Violencia Familiar, donde están tras el rastro de sus papás -con la información aportada por la víctima-, con el fin de emprender acciones legales contra los adultos.
Según datos del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), en el año 2020 se reportaron alrededor de 8.679 niños, niñas y adolescentes en situación de abandono en México.
Situaciones como la de la mujer que abandonó a su hija no se presentan únicamente en países como México.
Recientemente, en Colombia, las autoridades de Soacha, en Cundinamarca, rescataron a dos niños en condición de discapacidad, a los que dejaron encerrados en un apartamento por más de un día.
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La Policía, con ayuda de los bomberos del municipio, tuvo que forzar la puerta del inmueble para poder auxiliar a los pequeños, que empezaron a llorar y gritar al ver a los uniformados.
Días antes, en Palmira, Valle del Cauca, las autoridades también protegieron los derechos de una niña y su hermanita, una bebé de 6 meses, que dormían en el piso, debajo de unas escaleras, mientras sus padres consumían bebidas embriagantes.
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Las menores de edad, que tenían signos de desnutrición y maltrato, quedaron bajo custodia del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.