Un lamentable descubrimiento tiene conmocionados a los habitantes de Arizona, Estados Unidos, luego de que una mujer confesara haber ayudado a su esposo a ocultar el cuerpo sin vida de su hijo de 16 años, detrás de una pared de piedra en las afueras de la ciudad, y luego reportar su desaparición.
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El pasado 25 de febrero, Amber-Leah Valentine y Jon Imes, de 41 años, reportaron a las autoridades del condado de Mohave la desaparición de su hijo de 16 años, asegurando no haberlo visto desde las 10:00 de la mañana del día anterior, en su casa ubicada en la calle 2300 de Packard Ave, en la ciudad de Kingman, Arizona.
Tres días después, la policía encontró un cadáver que coincidía con las características del adolescente, envuelto en una manta detrás de un muro de piedra en la zona de Anson Smith e Indian Canyon. El cuerpo fue trasladado a la oficina del médico forense del condado para confirmar su identidad y realizar la autopsia correspondiente que les permitiera esclarecer los hechos que rodearon la muerte del menor.
Mientras se realizaba la investigación, la madre del joven volvió a comunicarse con la Policía, esta vez para solicitar atención médica para ella y su otra hija, de 14 años, debido a que acababa de liberarla de un encierro al que la habían sometido sus compañeros de vivienda, Richard Pounds y Shioban Gujda.
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Al hablar con las autoridades, Valentine confesó que ella y su esposo mintieron al decir que su hijo estaba desaparecido, ya que ellos fueron los que se deshicieron del cadáver del adolescente de 16 años. Según un comunicado de prensa emitido por la oficina del condado de Mohave, la mujer “admitió que les mintió a los ayudantes del alguacil cuando reportaron a su hijo como fugitivo y reconoció que ya había fallecido al momento del reporte”.
El diario Review Journal señaló que los detectives interrogaron a la niña de 14 años, quien declaró que su secuestrador, Pounds, le había disparado en el ojo con una pistola de aire comprimido y también “proporcionó relatos adicionales de abuso en el hogar”.
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Con esta información, los padres fueron puestos bajo custodia y se enfrentan a cargos de delito grave de abandono y ocultación de un cadáver. Por su parte, Pounds fue acusado del delito grave de abuso infantil y asalto con agravantes, mientras que Gujda fue puesta en libertad mientras continúa la investigación.
La menor se encuentra recibiendo atención médica, bajo la custodia del Departamento de Seguridad Infantil de Arizona. Por ahora, los resultados de la autopsia de su hermano siguen pendientes, para determinar si murió en manos de sus padres.