El destino de Melanie Biggins cambió radicalmente cuando las autoridades la acusaron de haber asesinado a su propio esposo en la cama. Ella llamó reportando que un extraño había entrado a su vivienda y le había disparado, sin embargo, la investigación develó escalofriantes detalles sobre el crimen.
De acuerdo con la cadena informativa KCTV, de Kansas, Estados Unidos, la hoy condenada, la cual fue enviada al Centro de Detención del Condado de Jackson, llamó en la madrugada del 31 de agosto de 2022 a la Policía para informar sobre un tiroteo.
Cuando llegaron al lugar, los uniformados encontraron a Melanie dándole reanimación a su esposo, el cual, según los documentos judiciales, yacía al lado de su cama cubierto en su propia sangre.
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En ese momento, la mujer les dijo que la despertó el sonido de un disparo. En su versión señaló que vio a su esposo herido, pero no alcanzó a identificar a la persona que le habría disparado, enfatizando en que encontró la puerta de su hogar abierta.
La autopsia determinó que la víctima, identificada por el informativo como Etienne McEwan, murió por un impacto de bala en la cabeza.
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En la escena se encontró una almohada y una manta con un agujero de bala, además de un fragmento de la misma, un estuche de pistola en el armario y una pistola en una habitación continua.
"Biggins afirmó inicialmente que la única pistola que había en la casa era el rifle de su marido que estaba en el armario. Cuando la policía la confrontó por la pistola que encontraron, no tuvo una explicación", detalla la declaración jurada.
Posteriormente, los registros de una casa de empeño mostraron que la mujer había comprado la pistola.
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Sospechosa confesión
Además de no poder dar explicación sobre el arma encontrada en la habitación contigua, la mujer también reveló que, aunque seguía casada, deseaba divorciarse, pero la falta de dinero no le permitía hacer efectiva esta separación.
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Asimismo, afirmó que, debido a estos problemas financieros, mantenía una relación íntima con otro hombre desde hace poco más de un año. La sospechosa, de entonces 40 años, fue acusada de los delitos de homicidio en primer grado y delito a mano armada.
El 27 de enero de 2025, Biggins se declaró culpable por el delito de homicidio voluntario, según People. La sentencia fue de 10 años, aunque, si hubiera sido condenada por los cargos originales, pudo enfrentarse a cadena perpetua.