Un hombre fue linchado y su cuerpo prendido en fuego este viernes en la ciudad paquistaní de Sialkot, en el noreste del país, presuntamente por cometer blasfemia, según informaron fuentes oficiales.
El hombre, identificado como Priyantha Kumara, de origen esrilanqués, trabajaba como gerente de exportaciones en una fábrica de equipos deportivos en la ciudad de Sialkot.
Imágenes de video ampliamente difundidas en las redes sociales muestran a una turba enardecida arrastrando un cuerpo para luego encenderlo en llamas.
El portavoz de la policía de Sialkot, Khurrum Shehzad, confirmó a Efe el incidente e indicó que versiones de lo ocurrido apuntan a que "lo mataron por blasfemia”.
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En los videos se puede escuchar a la multitud coreando consignas como "Oh profeta, estamos presentes", un eslogan del partido de extrema derecha Tehreek-e-Labbaik de Pakistán que entre sus principios tiene la protección de la santidad del profeta Mahoma.
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De acuerdo con el portavoz, se están realizando más interrogatorios para determinar la razón y cómo se llevó a cabo el linchamiento del ciudadano de Sri Lanka, que ha estado trabajando para la fábrica durante más de siete años.
Más de 50 personas han sido detenidas con la ayuda de cámaras de circuito cerrado de televisión y las grabaciones de teléfonos móviles, indicó.
Según el oficial de Policía, el incidente ocurrió cerca del mediodía y cuando la policía llegó al lugar, después de media hora, la víctima ya había sido torturada hasta la muerte y su cuerpo estaba siendo incendiado.
El jefe de gobierno de la provincia de Punjab, Usman Buzdar, se refirió al incidente y advirtió de que "nadie puede tomar la ley en sus manos".
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"Estoy extremadamente conmocionado por el horrible incidente de Sialkot (...). Tengan la seguridad de que las personas involucradas en este acto inhumano no se salvarán”, publicó en Twitter.
El Ejército de Pakistán condenó en un comunicado el "asesinato a sangre fría", al tiempo que indicó que las fuerzas dirigen todo su apoyo a la administración civil para arrestar a los perpetradores del crimen.
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La organización Amnistía Internacional expresó también su "profunda alarma por el inquietante linchamiento y asesinato de un director de una fábrica de Sri Lanka en Sialkot, presuntamente debido a una acusación de blasfemia", señaló en Twitter.
El evento de hoy "subraya la urgencia con la que se debe rectificar el entorno que permite el abuso y pone vidas en riesgo", añadió.
Las acusaciones de blasfemia son con frecuencia un disparador de violencia en el país.
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El domingo pasado, manifestantes violentos quemaron una comisaría y otros seis puestos de control policial después de que la policía se negara a entregarles a un presunto blasfemo acusado de quemar un ejemplar del libro sagrado del islam.
Pakistán tiene una dura ley contra la blasfemia, establecida en la época colonial británica para evitar choques religiosos, pero en la década de 1980 varias reformas auspiciadas por el entonces dictador Mohamed Zia-ul-Haq favorecieron el abuso de esta norma.
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Desde entonces, se han producido un millar de acusaciones por blasfemia, un delito que en Pakistán puede llevar aparejada la pena capital, si bien nunca se ha ejecutado a nadie por tal crimen.