El presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, levantó este martes, luego de una reunión extraordinaria de su Gobierno, la ley marcial que había declarado horas antes, al tiempo que aseguró que las tropas que se ocupaban de garantizarla ya se habían retirado a sus cuarteles. Esta ley marcial, la primera desde la instauración de un régimen democrático en el país en 1987, desató una crisis política en el país asiático, que ahora tiene a la oposición, sindicatos y manifestantes exigiendo la dimisión del presidente, cuestionado incluso por su círculo más cercano.
Yoon hizo el anuncio en una comparecencia por televisión en la madrugada, horas después de que el Parlamento surcoreano votó a favor de levantar la medida, lo que según la Constitución, obligaba a su revocación. Poco después, hacia las 4:30 a.m. hora local, el Gobierno coreano aprobó una moción para levantar la ley marcial, que se mantuvo en vigor durante cerca de seis horas.
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A continuación, cinco puntos para entender qué pasó en Corea del Sur y qué es la ley marcial.
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1. ¿Qué es la ley marcial?
En términos prácticos, la ley marcial es un régimen temporal impuesto por las autoridades militares en tiempos de emergencia, cuando las autoridades civiles son consideradas incapaces de ejercer las funciones de Gobierno, aunque constitucionalmente solo puede imponerse en caso de guerras u otras emergencias. La de este martes, no obstante, no es la primera vez que se ordena. La declaración de Yoon, de hecho, tiene tres precedentes en este país en los últimos cincuenta años.
Tras dar un golpe militar en 1961, Park Chung-hee fue elegido presidente en 1963 y reelegido en 1971. Bajo su mandato, Corea del Sur experimentó un crecimiento económico sin precedentes, el llamado "Milagro del río Han", lo que impulsó su popularidad hasta principios de los setenta, cuando esta empezó a decaer y decidió declarar en 1972 la ley marcial y aprobar una nueva constitución autoritaria que estaría vigente hasta poco después de su asesinato en 1979.
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En mayo de 1980, el entonces presidente surcoreano Chun Doo-hwan ordenó la ley marcial y los militares detuvieron a los principales líderes políticos de la oposición, se cerraron las universidades, se prohibieron actividades políticas y se restringió la prensa. Esa imposición trajo el denominado levantamiento en la ciudad de Gwangju, a unos 330 kilómetros al sur de Seúl, donde se estima que el ejército mató a unos 600 civiles. El exdictador, una de las figuras más polémicas de la política surcoreana, nunca admitió ninguna responsabilidad ni pidió perdón por la masacre.
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Más recientemente, en el verano de 2018, el general Lee Suk-koo, intentó imponer la ley marcial a través de un plan propuesto por la inteligencia militar para acabar con las protestas contra la expresidenta Park Geun-Hye en 2017, quien estaba acusada de corrupción y que contemplaba el arresto de parlamentarios o la censura de medios. Sin embargo, poco después, el entonces presidente surcoreano, Moon Jae-in, destituyó al mencionado general y ordenó refundar este organismo.
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2. ¿Por qué Yoon Suk-yeol la declaró esta vez?
La inesperada declaración de la ley marcial de emergencia por parte de Yoon Suk-yeol, quien culpabilizó al principal bloque opositor de "fuerza pronorcoreana", se produce tras una serie de tensiones entre ambas formaciones y con el dirigente en mínimos de popularidad -según datos de la agencia de sondeos Gallup Korea de comienzos de noviembre, su aprobación popular cayó hasta el 17% y su valoración negativa alcanzó un máximo histórico al ubicarse en el 74%-.
Yoon expuso un amplio abanico de motivos para aprobar la ley marcial. Según dijo durante el anuncio, Yoon declaró la ley marcial para proteger el "orden constitucional" de actividades "anti-estatales", de las que acusa al principal bloque de la oposición, el Partido Democrático (PD), al que tildó de llevar a cabo "actividades anti-estatales". El presidente, sin embargo, no dio detalles sobre las amenazas de Pyongyang, pero su país sigue técnicamente en guerra con Corea del Norte, armada con un arsenal nuclear.
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El anuncio, en todo caso, se dio después de que el PD, que tiene mayoría en la Asamblea Nacional (es decir, el Parlamento), aprobó sin contar con el apoyo del gobernante Partido del Poder Popular (PPP) de Yoon unos presupuestos generales para 2025 con múltiples recortes, además de mociones para destituir al fiscal general y al responsable de la Junta de Auditoría e Inspección, encargada de monitorizar las cuentas de los organismos públicos.
Hay que señalar que la presidencia de Yoon quedó muy debilitada desde que el opositor Partido Democrático ganó las elecciones legislativas el pasado abril, y desde entonces su Gobierno no ha podido sacar adelante las leyes que se había propuesto.
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3. ¿Qué reacción hubo en el país?
Aunque dio marcha atrás horas después, la decisión inesperada de Yoon sumió al país en una de las peores crisis políticas de su historia moderna y dejó en el aire el futuro del presidente. La principal formación opositora, el Partido Democrático, cuyos diputados accedieron al Parlamento precintado y se enfrentaron a las fuerzas de seguridad para poder votar en contra de la ley, reclamó su dimisión inmediata.
Si no lo hace, "el Partido Democrático iniciará inmediatamente los procedimientos de destitución", avisó la formación, que también anunció demandas por insurrección contra Yoon, sus ministros de Defensa e Interior y los cargos militares y policiales implicados.
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La mayor organización sindical del país asiático llamó a una "huelga general indefinida" hasta que el presidente renuncie.
Incluso el líder del Partido del Poder Popular de Yoon, Han Dong Hoon, reclamó explicaciones y aseguró que "todos los responsables deben rendir cuentas".
Entre tanto, la presidencia no ha reaccionado por el momento, pero la agencia estatal de noticias Yonhap asegura que los principales asesores de Yoon habían ofrecido su renuncia en masa.
Alan Yu, exdiplomático estadounidense en Asia e investigador del Center for American Progress, lo considera una maniobra desesperada de "un líder inefectivo y profundamente impopular". "Es casi un movimiento desesperado para remontar, pero le ha salido realmente mal", consideró.
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4. ¿Qué efectos tuvo en la comunidad internacional?
Estados Unidos, socio clave del país y con 28.500 soldados apostados en Corea del Sur para hacer frente a la amenaza de Pyongyang, expresó en un primer momento su sorpresa y su preocupación por los acontecimientos en un aliado clave en Asia.
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La Secretaría General de Naciones Unidas aseguró, por su parte, seguir "muy de cerca y con preocupación" la inesperada declaración de la ley marcial. "Estamos siguiendo la situación muy de cerca y con preocupación, pero, en este momento, eso es todo lo que tengo que decir", indicó el portavoz del secretario general -António Guterres-, Stéphane Dujarric, este martes durante su rueda de prensa diaria en la sede de la ONU en Nueva York.
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Eso sí, la crisis impactó a los mercados. La bolsa de Seúl abrió con pérdidas del 2% y la divisa surcoreana, el won, cayó a su nivel más bajo respecto al dólar en dos años.
5. ¿El presidente renunciará?
Expertos afirman que la breve imposición de la ley marcial por parte del presidente surcoreano Yoon Suk Yeol es un ejemplo de la fragilidad mundial de la democracia, incluso en un país aclamado como un modelo de transformación. La transición de Corea del Sur desde el levantamiento democrático de 1987 se considera modélica y el país asiático se ha erigido desde entonces como un socio global de países como Estados Unidos.
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Hay quienes dicen, sin embargo, que la acción de este martes no es del todo sorprendente. Yoon, argumentan expertos, ya había mostrado anteriormente signos de autoritarismo.
Para Celeste Arrington, experta en Corea de la Universidad George Washington, "es realmente un movimiento extremo que puede señalar (...) la falta de experiencia política del presidente". En su opinión, la ley marcial deja a la vista "algunas grietas en la democracia". Pero la rápida reacción "da esperanza en la salud, la fuerza y la vitalidad de la democracia" en el país, matiza.
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Para Bruce Klingner, un investigador de la conservadora Heritage Foundation, "la acción de Yoon es una condena a décadas de esfuerzos surcoreanos por dejar atrás su pasado autoritario".
Darcie Draudt-Vejares, de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, cree que "esta crisis puede, en última instancia, fortalecer la democracia coreana al reafirmar el control civil y demostrar la resiliencia institucional".
De cualquier forma, el rechazo generalizado a su decisión es evidente. A tal punto, que en palabras de Vladimir Tikhonov, profesor de estudios coreanos en la Universidad de Oslo, el futuro de Yoon se vislumbra oscuro. "No creo que la sociedad civil surcoreana pueda seguir reconociendo a Yoon como presidente legítimo", afirmó.