Muchos latinos residentes en Estados Unidos están tratando de eliminar sus tatuajes paraevitar ser asociados con pandillas,
en especial, ciudadanos venezolanos que temen que las autoridades los relacionen con el Tren de Aragua y terminen deportados a la temible cárcel de El Salvador.
Los tatuajes se han convertido en una pista clave para los agentes de inmigración con la que identifican a presuntos miembros de pandillas como la Mara Salvatrucha o el Tren de Aragua de Venezuela. Por eso cada vez, más hispanos con tatuajes deciden borrarlos no por arrepentimiento sino prácticamente por supervivencia.
Así le sucedió a José con una corona de siete puntas. “Si tú las ves, esos siete representan para mí la familia: son siete personas de la familia”, contó el hombre.
Pese a que el motivo de su tatuaje nada tiene que ver con pandillas prefiere borrarlo, pues hasta en la calle ha tenido altercados. “Tuve problemas. Dos problemas en los que quisieron venir a golpearme porque me dijeron: ‘Tú perteneces a tal pandilla, tú andas en eso. Incluso te pusiste corona grande como representando…’”.
Al final, tras ponerse en manos de un especialista, su tatuaje cambió. “Mucha gente me está buscando para taparse esos tatuajes ya que están muy asustados. He tapado más que todo coronas, ya sea coronas pequeñas o coronas grandes por evitar pasar ese mal rato”, aseguró Johan Ávila, artista tatuador.
Entre la lista de diseños que las autoridades asocian con los grupos delictivos están rosas, leones, relojes, estrellas y hasta trenes. Lo cierto es que lo que alguna vez fue una expresión de arte identidad o rebeldía, hoy es motivo de temor en especial entre la comunidad inmigrante.
Por temor a deportación, migrantes en EE. UU. envían más dinero a casa
Los migrantes centroamericanos en Estados Unidos enviaron a casa alrededor de un 20% más en remesas en el primer trimestre de 2025, mostraron datos oficiales esta semana, una tendencia que según los economistas reflejaba su temor a la deportación por parte de la administración del presidente Donald Trump.
Casi una cuarta parte del PIB de los empobrecidos Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua está compuesto por dinero enviado por migrantes residentes en Estados Unidos a sus familiares en sus países de origen.
El banco central de Guatemala dijo esta semana que había registrado 5.640 millones de dólares en remesas en el primer trimestre, un aumento del 20,5% respecto al mismo período de 2024.
El banco central de Honduras, por su parte, dijo que el país recibió 2.620 millones de dólares, un aumento del 24% respecto al primer trimestre de 2024.
El Salvador y Nicaragua aún no cuentan con datos completos del primer trimestre, pero en enero y febrero las remesas a ambos países aumentaron 14,2 por ciento y 22,6 por ciento respectivamente, en comparación con los mismos meses de 2024.
El Salvador recibió 1.400 millones de dólares y Nicaragua 909 millones de dólares en los primeros dos meses de 2025, según sus bancos centrales.
En Nicaragua, la cifra incluye remesas no sólo de Estados Unidos, sino también de Costa Rica (68,2 millones de dólares) y España (48,6 millones de dólares).
El presidente del Banco Central de Guatemala, Álvaro González, atribuyó el aumento de las remesas al temor de los migrantes a ser deportados de Estados Unidos.
El analista económico guatemalteco Erick Coyoy tuvo una opinión similar y dijo a los medios locales que el aumento era "una reacción anticipada de los migrantes al riesgo percibido de deportación".
Sin embargo, no está claro si enviaron más dinero a casa para asegurarse de que, en caso de ser deportados, pudieran acceder a sus ahorros o si fue para ayudar a sus familiares a beneficiarse de su situación en Estados Unidos mientras pudieran.
Trump regresó a la Casa Blanca en enero con la promesa de llevar a cabo la mayor ola de deportaciones de migrantes en la historia de Estados Unidos.
Por temor a la deportación, algunos migrantes de América Central y del Sur han acortado sus viajes a Estados Unidos y han regresado a casa.