En el centro de Kiev, en el sótano de un edificio, está el desván de un pequeño teatro experimental. Allí encontraron refugio un grupo de artistas, actores y vecinos del barrio. Entre ellos se encuentra la actriz Anabelle Sotelo, una de las editoras para Ucrania del libro ‘El olvido que seremos’, de Héctor Abad Faciolince. Supimos de ella porque el escritor habló de su difícil situación en su columna del periódico El Espectador.
“Hablar con Anabelle no es fácil, yo todos los días trato de escribirle para ver cómo van las cosas. Pero día tras día, la situación es más dura y más dramática y a mí me conmueve mucho que ella esté pasando por todo esto. Pero mucho más sabiendo que su caso es el caso de millones de personas que están padeciendo este horror”, dice el escritor.
Noticias Caracol decidió buscarla y encontró a una mujer de 27 años, que ama profundamente a su país y no quiere abandonarlo. Por eso, en un pequeño espacio, con su grupo de actores amigos, tratan de sobrevivir y ayudar a los demás.
“Nosotros estamos en el edificio de teatro, es un lugar seguro, hay más o menos 40 personas. Algunos son adultos mayores, algunos son niños, pero también hay actores de este teatro que no han sido aceptados en el servicio miliar por no tener experiencia, pero tienen coche y ahora todavía hay esa posibilidad de, por un par de horas, moverse entre diferentes hospitales”, explica Anabelle.
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¿Cómo consiguen recursos? ¿Cómo consiguen comida, medicamentos?
“Nosotros tenemos en Kiev un sistema, gracias a los voluntarios y las autoridades, que nos avisan qué farmacias todavía están abiertas. Dónde todavía se puede comprar comida, entonces vamos a estos lugares para ver qué hay y qué es lo que podemos llevar a los hospitales”, explica la joven.
Son labores que realizan en el día, pero llega la noche y con ella las sirenas, el miedo y la incertidumbre. “Pero la noche es el tiempo que tememos más aquí, porque ya no hay fuerza, porque durante todo el día estamos haciendo algo, cada uno lo que pueda, entonces no hay fuerzas, queremos dormir pero es muy difícil dormir, estamos muy nerviosos y siempre alerta”, dice Anabelle.
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En esos eternos momentos recurren a la creatividad, los primeros días fue la poesía, luego Anabelle recordó que allí tenía un hermoso libro que editó durante la pandemia: ‘El olvido que seremos’.
“Y después de leer un poco la poesía me acordé que en este edificio tenía guardados todos los libros que todavía no estaban en librerías. Los tenemos guardados aquí en un espacio y solo fui a ahí para coger el libro y ver si alguien quería leer algo que no sea poesía, que sea prosa. Y entonces empezamos la lectura y esto fue así, un momento que creo que nunca voy a olvidar”, relata Sotelo.
En ese momento, en el refugio, la historia de Héctor Abad Gómez tuvo algo especial, enriquecedor para todos.
“Y como ambos países han vivido mucha violencia. Sí, no es igual, las situaciones son diferentes, pero la esencia de lo que quiere decir este libro, de mantenerse fuerte, de tener dignidad, de tener respeto y amor hacia la gente cercana a los valores principales de la humanidad, es algo que me impresionó en aquel momento”, explica la escritora.
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“Para mí es muy bonito que la lectura del libro les ayudara a todos a pasar el tiempo, a olvidar por un momento la angustia, pero eso es algo muy pequeño para las cosas tan horrendas que están pasando”, indica el autor de la obra, Héctor Abad Faciolince.
Con pequeños videos de su celular, Anabelle mostró cómo organizan la vida en este lugar y cómo cada noche tratan de manejar los miedos. También tienen una guitarra que los ayuda unir voces por su país. Y no solo la música de Ucrania suena en este refugio, la música colombiana les da alegría.
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“Claro, en Ucrania nosotros crecimos todos aquí cantando las canciones de Shakira y de Juanes, siempre estaban presentes. Además, hay mucha gente que no habla español pero conoce la letra”, explica la editora.
Ya llevan tres semanas escondidos en este lugar. Ellos tienen la esperanza de que el conflicto no se extienda.
Hace unos días hicieron un video para contarle al mundo que ellos quieren la libertad de su territorio, que no quieren las armas, pero que estarían dispuestos a dar la vida por su país. Piden apoyo al mundo, dicen que Ucrania es Europa y desean gloria a sus héroes.
Anabelle se queda para seguir editando libros, para seguir haciendo teatro, pero sobre todo para reconstruir su país.