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La pandemia evidenció una “economía enferma” y su síntoma es la desigualdad, denuncia el papa

Criticó que muchos no puedan trabajar en casa, que el acceso a la educación no sea igual para todos y que algunos países hipotequen su futuro por la emergencia.

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El papa Francisco denunció que la pandemia del coronavirus ha puesto de relieve y agravado los problemas sociales, sobre todo la desigualdad y criticó una "economía enferma" que lo permite.

Puso como ejemplo que durante la emergencia sanitaria "algunos pueden trabajar desde casa, mientras que para muchos otros esto es imposible" y que "ciertos niños, a pesar de las dificultades, pueden seguir recibiendo una educación escolar, mientras que para muchísimos otros esta se ha interrumpido bruscamente".

"Algunas naciones poderosas pueden emitir moneda para afrontar la emergencia, mientras que para otras esto significaría hipotecar el futuro", agregó.

Para el pontífice, estos síntomas de desigualdad "revelan una enfermedad social; es un virus que viene de una economía enferma. Es el fruto de un crecimiento económico injusto, que prescinde de los valores humanos fundamentales".

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Denunció además que "unos pocos muy ricos poseen más que todo el resto de la humanidad" y que esto "es una injusticia que clama al cielo".

Además, añadió, que "la desigualdad social y el degrado ambiental van de la mano y tienen la misma raíz la del pecado de querer poseer y dominar a los hermanos y las hermanas, la naturaleza y al mismo Dios".

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Y advirtió que "estamos cerca de superar muchos de los límites de nuestro maravilloso planeta, con consecuencias graves e irreversibles".

Francisco recordó que se nos pidió asegurar que los frutos de la Tierra lleguen a todos, no solo a unos pocos y que, "sin embargo, observamos que el homo sapiens, llamado a ser solidario, se deforma y se convierte en una especie de homo economicus, que busca su propio interés de forma individualista".

El sumo pontífice retomará la celebración con fieles de las audiencias generales de los miércoles el próximo 2 de septiembre, después de seis meses debido a las medidas de seguridad por la pandemia del COVID-19, aunque serán en el patio de San Dámaso y no en plaza de San Pedro, en un espacio más pequeño y al aire libre respecto al otro lugar donde se celebran las audiencias: el aula Pablo VI.

Francisco siguió celebrando tanto las audiencias como el rezo del Ángelus dominical desde la Biblioteca del palacio pontificio.

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Mientras que el Ángelus volvió a celebrarse en la plaza de San Pedro respetando la distancia social entre las personas, las audiencias con fieles seguían suspendidas.

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