La contaminación por los tapabocas e implementos desechables es la otra cara de la pandemia que enfrenta la humanidad, pero ¿podrá ser también una oportunidad para el cambio de mentalidad? ¿Cambiaremos nuestros hábitos para proteger al planeta?
Ver los cielos azules en Hong Kong no es algo usual en ninguna época del año.
“Es increíble y ha estado así durante los últimos dos meses, yo vivo aquí desde hace 30 años y nunca habíamos tenido un aire tan limpio”, dijo Gary Stokes, el director de operaciones de Oceans Asia.
En la India pasó lo mismo, los habitantes pudieron respirar un aire más limpio por cuenta de la pandemia del COVID-19.
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Esto opina Tanushree Ganguly, investigadora del Instituto Ceew, uno de los centros de pensamiento más respetados en el continente asiático para el monitoreo de la calidad del aire.
“Vimos los cielos azules y tuvimos una mayor visibilidad a la distancia, la gente podía ver más. El confinamiento nos mostró qué tan limpio puede ser el aire si las emisiones y los gases fueran controlados de forma efectiva”, aseguró.
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Economía vs. respiro para el planeta
Y es que el COVID-19 hizo lo suyo, y creo una paradoja: miles de fábricas alrededor del mundo cerraron por varios meses, lo que ocasionó una crisis económica global sin precedentes, pero a la vez permitió que el planeta respirara de las intensas actividades industriales.
“La evidencia es clara: donde haya una restricción severa de confinamiento, las partículas de contaminación descienden, especialmente en las áreas urbanas. Incluso, en China tenemos una historia muy similar de lo que pasó con India”, contó Ganguly.
En medio de las dificultades económicas que trae consigo la pandemia y la evidencia de la creciente inequidad mundial, el virus trajo consigo lecciones de sostenibilidad para gobiernos y ciudadanos.
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Las decisiones individuales también aportarían en la reducción de los niveles de contaminación del aire.
“La gente está viendo que las bicicletas son una opción. Esto es algo que las ciudades deberían explorar por tres cosas: uno, mueve gente, dos, es amigable con el medio ambiente, y tres, se puede mantener la distancia social”, aseveró Ganguly.
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Tatiana Céspedes, de Greenpeace Colombia, cree que “tenemos una oportunidad de hacer cambios radicales, de pensar bien a futuro qué es lo que queremos para el planeta y para nosotros, reinventar la forma como nos estamos movilizando para disminuir las emisiones y también reducir las cosas que no son necesarias para vivir”.
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