Stefan Mandel, un matemático de origen rumano, es conocido por haber ganado la lotería en 14 ocasiones, un logro que parece sacado de una novela de ficción. Nacido en 1934, comenzó su carrera como economista en Rumanía, donde desarrolló su interés por las matemáticas aplicadas a los juegos de azar. Su primer gran éxito llegó en los años 60, cuando ganó la lotería rumana utilizando un método que él mismo había diseñado.
El método de Mandel no se basaba en la suerte, sino en cálculos precisos y una estrategia bien planificada. Identificó que, en ciertos sorteos, el premio mayor era significativamente mayor que el costo de comprar todas las combinaciones posibles de boletos. Con esta premisa, Mandel reunió a un grupo de inversores para comprar todos los boletos posibles en un sorteo, asegurándose así de tener el boleto ganador. Tras su éxito inicial en Rumanía, Mandel decidió emigrar a Australia en busca de nuevas oportunidades. En su nuevo hogar, continuó perfeccionando su método y logró ganar la lotería en 12 ocasiones más.
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También fundó una empresa, Pacific Financial Resources, y un fideicomiso, International Lotto Fund, para gestionar su creciente operación. Estos movimientos le permitieron atraer a miles de inversores y acumular un fondo de financiación de millones de dólares. Con estos recursos, Mandel pudo comprar boletos en masa y aumentar significativamente sus probabilidades de ganar. Su éxito no pasó desapercibido y pronto atrajo la atención de las autoridades, incluyendo al FBI y la CIA, que comenzaron a investigar sus actividades.
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El método matemático de Stefan Mandel
El método de Stefan Mandel se basa en una fórmula matemática que él mismo desarrolló. Esta le permitía calcular las combinaciones ganadoras con una precisión sorprendente y funcionaba de la siguiente manera:
- Mandel buscaba loterías donde el premio mayor fuera al menos tres veces el costo de comprar todas las combinaciones posibles de boletos.
- Reunía a un grupo de inversores dispuestos a financiar la compra masiva de boletos. Esto le permitía distribuir el riesgo y asegurar el capital necesario para la inversión.
- Compraba todas las combinaciones posibles de boletos, garantizando así que uno de ellos sería el ganador.
- Una vez ganado el premio, Mandel repartía las ganancias entre los inversores, quedándose con una parte significativa para sí mismo.
Por ejemplo, en un juego de lotería que requería la selección de seis números entre 1 y 40, había 3.838.380 combinaciones posibles. Si el premio acumulado superaba el costo total de comprar todos los boletos posibles, habría una ganancia neta significativa.
Mandel organizó un sindicato con otros jugadores para combinar sus recursos y comprar una mayor cantidad de boletos, lo que aumentó sus probabilidades de éxito. Este método, aunque efectivo, requería una inversión considerable de tiempo y dinero. Sin embargo, Mandel logró perfeccionarlo y aplicarlo con éxito en múltiples ocasiones, acumulando una fortuna considerable.
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Impacto y cambios en la legislación
El éxito de Stefan Mandel no solo le trajo riqueza, sino también notoriedad. Su método revolucionario llevó a muchos países a revisar y cambiar las reglas de sus loterías para evitar que otros pudieran replicar su estrategia. En Australia, por ejemplo, se implementaron restricciones para la compra masiva de boletos y se introdujeron nuevas normativas para proteger la integridad de los sorteos.
En Estados Unidos, Mandel también intentó aplicar su método, pero se encontró con una legislación más estricta y una mayor vigilancia por parte de las autoridades. A pesar de estos desafíos, su historia sigue siendo un testimonio de cómo la inteligencia y la creatividad pueden superar las probabilidades más difíciles.
La vida después de la lotería
Después de sus éxitos en la lotería, Stefan Mandel optó por retirarse y llevar una vida más tranquila. Se mudó a una isla tropical, donde vive alejado del ojo público. Aunque ya no participa en loterías y su método ha dejado de ser viable en la mayoría de las loterías modernas debido a los cambios en las reglas, su legado perdura como un recordatorio de que, en ocasiones, la inteligencia y la planificación pueden superar incluso las probabilidades más difíciles. Su historia continúa siendo conocida e inspira a matemáticos y entusiastas de los juegos de azar en todo el mundo.