Baarle es una ciudad que desafía la lógica geográfica y política con su compleja red de fronteras entrelazadas entre Bélgica y Países Bajos. Este enigma territorial es el resultado de una serie de tratados medievales, acuerdos, intercambios de tierras y ventas entre los señores de Breda y los duques de Brabante.
La peculiaridad de Baarle se manifiesta en sus 26 parcelas de tierra separadas, incluyendo 22 exclaves belgas en los Países Bajos y tres más en la frontera.
La ciudad que queda entre Países Bajos y Bélgica
La historia de Baarle es tan intrincada como sus fronteras. Originalmente, Baarle-Hertog pertenecía al Duque de Brabante, mientras que Baarle-Nassau era propiedad de la Casa medieval de Nassau.
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Cuando Bélgica declaró su independencia de los Países Bajos en 1831, ambos territorios se quedaron con un rompecabezas internacional tan complicado que disuadió a los sucesivos regímenes de definir jurisdicciones exactas. No fue hasta 1995 que se finalizaron las fronteras, cuando se atribuyó a Bélgica el último pedazo de tierra de nadie.
En Baarle, la frontera no es solo una línea en un mapa, sino una realidad vivida que atraviesa hogares, negocios y calles. Algunos edificios están divididos por la mitad, con una parte en Bélgica y otra en los Países Bajos.
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Es un lugar donde una persona puede estar en la misma cama que su cónyuge, pero dormir en diferentes países.
La vida cotidiana en Baarle es un baile constante entre dos culturas y sistemas legales. Las diferencias se hacen evidentes con la ayuda de marcas en el pavimento: cruces blancas con 'NL' de un lado y 'B' del otro, y números de casa marcados con la bandera correspondiente.
Los árboles de tilo bordean las aceras holandesas, mientras que las áreas belgas tienden a ser más diversas arquitectónicamente
¿Qué idioma se habla en Baarle?
A pesar de las diferencias, el idioma holandés es el principal en ambas comunidades, aunque el francés se enseña en las escuelas belgas.
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Las peculiaridades de Baarle han tenido efectos comerciales interesantes: durante muchos años, las tiendas en Bélgica estaban abiertas los domingos, mientras que en los Países Bajos no, con la excepción de Baarle.
Las diferencias fiscales entre los dos países también han llevado a los residentes a comprar entre dos regímenes fiscales en una sola calle.
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Hoy en día, aunque ambos países son miembros de la Unión Europea, la zona del euro y parte del espacio Schengen, lo que ha disminuido la importancia de las diferencias, Baarle sigue siendo un caso fascinante de coexistencia y adaptación.