En Tailandia, el turismo es una de las principales actividades económicas del país. Sin embargo, esta industria ha traído consigo ciertos problemas que han afectado gravemente a la fauna y la flora locales, por actividades como el uso de elefantes para transportar a visitantes extranjeros. Este fue el caso de Pai Lin, una elefanta que quedó deforme por cargar diariamente cerca de seis turistas a la vez durante 25 años.
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En el país del sudeste asiático es común ver a los elefantes paseando a los viajeros por la selva o incluso caminando por las calles de las ciudades. A simple vista, esto puede parecer una experiencia emocionante e inolvidable, pero en realidad es una práctica cruel e inhumana que pone en riesgo la vida de estos animales.
Luego de ser utilizada por 25 años seguidos, la columna de la elefanta Pai Lin, de 71 años, quedó destrozada por soportar el peso de los turistas que se subían en su lomo para dar recorridos por la ciudad.
De acuerdo con Tomás Palomares, veterinario de animales exóticos, los elefantes están hechos únicamente para cargar su propio peso, debido a la anatomía de su columna vertebral. Adicionarles peso puede representar un riesgo para su salud, ya que la distribución de las cargas es más compleja para ellos que para otros animales, sumando la cantidad de horas que deben trabajar al día.
Los elefantes son animales salvajes que requieren un cuidado especializado y un ambiente natural para prosperar. El hecho de ser utilizados como medio de transporte para turistas los obliga a trabajar largas horas bajo condiciones extremas, con poco descanso y una dieta inadecuada.
“No están acostumbrados a pisar suelos duros como el asfalto, sino suelos blandos con vegetación que no erosionan sus pies”, asegura Palomares. El experto añade que los paquidermos necesitan descanso, ya que no están acostumbrados a permanecer tanto tiempo de pie, por lo que en sus hábitats naturales suelen ir a lugares con agua para refrescarse y reposar.
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“Los animales que son utilizados para turismo no tienen este tipo de descanso, tienen que trabajar bajo el sol, estar sometidos a estrés, a daños por golpes y se pueden quedar ciegos o sordos”, indica el veterinario.
Según Palomares, esta problemática surge debido al desconocimiento de las personas en cuanto a este tipo de animales, ya que se dejan llevar por su tamaño y la dureza de su piel, que no es apta para vivir bajo esas condiciones. “A pesar de ser duros, la piel de los elefantes es muy sensible”, afirma.
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Es por esto que propone establecer una serie de requisitos mínimos de bienestar animal y enseñarles a las nuevas generaciones sobre el cuidado de los animales.
Por su parte, Pai Lin será llevada a un refugio donde finalmente podrá descansar, gracias al equipo de la Fundación de Amigos de la Vida Silvestre de Tailandia (WFFT, por sus siglas en inglés).
“Cuando llegó a WFFT, estaba aterrorizada, con bajo peso, deshidratada y con secreción nasal y ocular causada por una infección respiratoria. Ella también tenía muchas llagas en los puntos de presión”, dijo el vocero de la fundación Amy Jones a la revista de noticias Newsweek.
Pese a ser rescatada, Palomares comenta que es posible que la elefanta no pueda recuperar una movilidad correcta debido al daño físico y neuronal al que fue sometida luego de soportar tanto estrés por un tiempo tan prolongado.