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La angustia que se vive en hospital pediátrico de Kiev: “Hay que andar en la oscuridad”

No solo los niños han sido víctimas de las fuerzas rusas, también deben recibir quimioterapias y tratamientos en medio de la guerra. Personal médico saca fuerzas de donde puede.

La angustia que se vive en hospital pediátrico de Kiev: “Hay que andar en la oscuridad”

Entre los más de 2.000 civiles ucranianos muertos, y también entre los heridos, hay varias decenas de niños. En un hospital pediátrico de Kiev, muchos pequeños pelean por sus vidas en medio del miedo y la zozobra por los bombardeos.

Es el caso de un menor que resultó herido en una de las explosiones, mientras los rusos avanzaban sobre la capital de Ucrania. Tiene solo 14 años. Sufrió heridas en la cara y en otras partes del cuerpo.

“Ayer, 16 niños fueron asesinados. Una y otra vez, el presidente Putin va a decir que es algún tipo de operación y que estamos atacando una infraestructura militar. ¿Dónde están nuestros niños, en qué tipo de fábricas militares trabajan? ¿Con qué tanques van y lanzan misiles crucero?", señaló el presidente ucraniano Volodímir Zelenski en su discurso ante la ONU.

El asedio ruso llevó a los médicos a crear un departamento de emergencias. Tres niños han sido tratados aquí, incluido uno de diez años que no sobrevivió.

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“Este era un lugar tranquilo, sólo para niños, sólo para cirugías programadas y ahora, en un momento, eso cambia. Dijimos 'ok, esta es la guerra'. Hace dos días oímos las explosiones alrededor de la cuadra, pero esta noche fue más tranquila. La guerra cambia las prioridades, así que ahora si uno puede bañarse, o tomarse un café, tiene suerte", explica Andrey Vysotskyi, jefe de la unidad de emergencias.

En la unidad de emergencias, los médicos están cansados y preocupados por un aumento de los pacientes. Pero, sobre todo, les preocupan los niños más enfermos que estaban recibiendo tratamiento aquí, antes de que la guerra empezara.

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“Las luces están apagadas y así deben estar. Hay que andar en la oscuridad, así nadie puede vernos”, relata Tatiana Pakhaliuk, la angustiada madre de un pequeño de 4 años que recibe quimioterapias y transfusiones de sangre.

Tras la invasión y los bombardeos, ahora deben subir y bajar permanentemente hasta el sótano para estar más seguros. Y eso lo hace aún más duro para la mamá. Ella quiere sacarlo del país, pero no es tan fácil.

“Nuestro niño no puede irse sin un hospital, y sin tratamiento médico. Así que, si yo voy a otro país, tengo que cruzar con un doctor”, explica Tatiana.

Y no están solos en eso. Muchos otros niños permanecen en ese limbo, luchando contra enfermedades a veces aún más crueles e implacables que la guerra.

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