Hay niños y familias enteras que llevan dos meses atrapadas en la acería de Azovstal, sin ver la luz del sol. Las imágenes fueron difundidas por el regimiento Azov con los desoladores testimonios.
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Con la frase “traemos comida a las personas”, uno de los soldados del batallón ingresa a lo que sería un refugio subterráneo en la acería de Azovstal. El último bastión de la resistencia ucraniana en Mariúpol.
Niños es la palabra que está escrita en las paredes y unos pocos metros después los pequeños se ven sonrientes, a pesar de lo que viven.
"Bueno, yo y Rostik hemos estado jugando Superbear. Es una especie de juego", dice una pequeña.
Y aunque saben que afuera hay peligro hay algo que anhelan:
Algo tan básico que la guerra los privó de experimentar en su piel dese hace semanas.
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“(Espero) que podamos salir de aquí y ver el sol, porque ya llevamos dos meses sentados aquí, quiero ver el sol porque aquí está oscuro, no como afuera”, agrega otro de los menores resguardados en la acería.
“Tenemos muchas ganas de volver a casa, volver vivos”, anhela otro pequeño.
Anhelos que la furia del Kremlin no dejan materializar fuera del refugio. Este sábado, Rusia reanudó los bombardeos allí, en donde se calcula hay unos mil civiles atrapados.
Entre ellos una mujer que hace esta súplica: “Por favor, sáquennos de aquí. Queremos ver un cielo en paz, queremos respirar aire fresco. No te imaginas lo que significa para nosotros ahora comer y beber té dulce. Para nosotros es la felicidad".
Entre pilas de pertenencias y una mesa en la que ponen la comida pasan los días. Todos, sin importar la edad, viven con angustia.
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“No hay un día sin bombardeos aquí, nuestros hijos tienen miedo. Ni siquiera pueden ir al baño normalmente”, explica una madre ucraniana.
“El 27 de febrero yo, mi madre y mi abuela salimos de casa y después no vimos el cielo ni el sol. Queremos irnos de aquí a territorios de seguridad. Queremos ir a la seguridad de los territorios ucranianos a Lviv”, explica una de las niñas atrapadas.
Paz es la palabra que resume el deseo que palpita en sus corazones.
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