En el día y en la noche, el sonido de las sirenas se ha convertido en la compañía permanente de los habitantes de Kiev. Es la aterradora señal de que por aire y por tierra las tropas rusas lanzaron un ataque contra la capital de Ucrania . Después del aullido que salen por los altoparlantes en toda la ciudad, las calles quedan desiertas mientras los misiles caen en diferentes lugares, la mayoría de ellos impactando blancos civiles.
Desde el comienzo de la invasión los rusos estimaron que tomarían en menos de una semana Kiev, una de las ciudades más grandes de Europa con cerca de tres millones de habitantes. Pero encontraron una gran resistencia del ejército ucraniano y de las llamadas fuerzas de defensa territorial, que básicamente son civiles armados con fusiles y bombas molotov que están atrincherados en puntos estratégicos para defender su hogar. Varios de los puentes que cruzan el río que atraviesa la ciudad, y que comunican con otras poblaciones, fueron dinamitados por los propios ucranianos para dificultar la toma. Aunque están rodeados por tropas rusas, Kiev lleva varias semanas en resistencia. Tomar Kiev es fundamental para Vladimir Putin.
"Rusia nunca renunciará a su convicción de que los rusos y los ucranianos son un solo pueblo”, dijo el mandatario ruso en uno de los múltiples discursos en los que busca justificar la invasión.
Esa frase resume en parte por qué para Putin, y una gran parte de la población rusa, Ucrania, y en particular Kiev, tienen un gran valor histórico que se remonta a las raíces mismas de Rusia. Para el siglo noveno, Kiev era la capital más importante de una serie de estados eslavos conocidos como la Rus de Kiev, los cuales fueron fundados por tribus de Varegos, vikingos que llegaron desde la península nórdica. La Iglesia ortodoxa nació y se expandió desde allí a lo que después sería conocida como Rusia. Durante varios siglos Kiev fue considerada más importante que la propia Moscú. Pero fuera de las razones históricas Kiev tiene una importancia estratégica para Putin.
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Cuando se hace una invasión de esta naturaleza no solo es importante derrotar a las fuerzas que se pueden oponer. Para los rusos es clave detener y neutralizar a quien tiene la jefatura de Estado y la jefatura de las fuerzas armadas. Llegar hasta donde están las sedes del Gobierno significa la posibilidad de detener arrestar o asesinar al presidente, de anular la línea de mando de las tropas y generar las condiciones necesarias para buscar una rápida rendición por parte de quienes están gobernando el país.
De allí la importancia de tomarse el palacio presidencial, el Parlamento, el Ministerio del Interior o sitios emblemáticos como la Plaza de la Independencia. Por todo eso, Kiev es la joya de la corona para los rusos. Tomarse Kiev sería el golpe definitivo de la invasión rusa.
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