Kassandra es una niña nicaragüense de escasos recursos que a sus 4 años lucha contra el cáncer, y lo hace de una manera poco convencional: pinta sobre lienzo para luego vender los cuadros en redes sociales.
Su primera venta, hace casi un mes, fue calificada como "exitosa" por su tía, la pintora Verónica Granados.
"Hicimos cinco de estos liencitos pequeños y a la hora ya los habíamos vendido todos. Gracias a Dios la gente respondió muy bien", dijo a EFE Granados.
Kassandra, cuyos colores preferidos son el azul y el negro, es toda una experta en el único estilo que puede serlo a su corta edad, el abstracto. Sin embargo, tiene claro cuándo dibuja una flor o un animal, y no le da vergüenza reconocer que necesita ayuda de la tía para que algunos de sus personajes sean reconocibles.
"Tratamos de sacar de los colores una idea. Ella dice: ahí está un gato, entonces yo le busco la idea del gato y le sacamos el gato", explicó Granados.
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"Me gusta la pintura porque pinto con mi tía. Yo pinto a mi mamá. Mi tía me ayuda", comentó la niña, en el patio de su casa, humilde pero impecablemente limpia, donde sueña con ser maestra y pintora.
La paleta de costos
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Pero Kassandra ya no juega con otros niños debido a la pandemia del COVID-19, y el apoyo de la tía llega principalmente gracias a la tecnología .
"Cuando no está conmigo, pinta algo, me lo manda por foto, y la voy guiando, porque con la pandemia lo hacemos vía digital. Cuando sí estoy, aprovechamos el tiempo, hacemos cuadros y los ofrecemos en redes sociales", afirmó Granados.
El valor de cada cuadro es simbólico, ronda los 20 dólares, no es mucho, pero representa casi el 10% del salario de su mamá, una maestra que aporta el único ingreso estable de la familia, ya que su papá cuida de la pequeña pintora ahora que se encuentra sin trabajo.
La madre, Carolina Espinoza, agradece constantemente a Dios porque el tratamiento contra la leucemia linfoblástica aguda es gratuito en el estatal hospital La Mascota. Sin embargo, los gastos superan a una maestra que vive en una comarca semirrural a varios kilómetros al sur de Managua, debido al pago de taxis para asistir al tratamiento varias veces por semana.
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A eso se suma la alimentación especial, medicamentos adicionales, y la comida de cada día que la niña y sus padres pasan en el hospital.
Según la no gubernamental Comisión Nicaragüense de Ayuda al Niño con Cáncer (Conanca), que gestiona tratamientos medicinas gratuitas para La Mascota, el tratamiento para niños con cáncer puede costar entre 3.000 y 6.000 dólares al año, sin incluir los gastos familiares, cantidades prohibitivas para un salario de maestra.
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Un escudo en la lucha contra el cáncer
Aunque la niña ha ganado algo de dinero con sus creaciones, la familia no las ve como fuente de financiación, sino como "una distracción".
"A ella siempre le ha gustado pintar. Ha crecido viendo los cuadros de la tía, y en el hospital se relaja pintando", afirmó la madre.
La pintura ha ayudado a Kassandra a sobrellevar una enfermedad de la que está consciente, según sus padres, y para ellos esta es una forma de aliviar una enfermedad que sufren más de 1.500 niños en Nicaragua, donde cada año son diagnosticados entre 250 y 300 menores con este padecimiento, y de los cuales sobrevive el 75%, según la Fundación Movicancer.
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Sobre Kassandra, los médicos han dicho a su familia que tiene un 82 % de probabilidades de sobrevivir.
Pero no será fácil, recientemente fue pospuesta su segunda sesión continua de quimioterapia de 36 horas, conocida como "la bomba", por el dispositivo con que se suministra, ya que la primera llevó a Kassandra a la Unidad de Cuidados Intensivos, y desde entonces sufre pánico a estar sola.
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Así, la pequeña pintora de pelo liso rebelde, que sabe cuándo ponerse seria y cuándo sonreír, enfrenta al cáncer, acompañada de sus padres y de un potente escudo: sus "obras de arte".