José Gregorio Hernández: el milagro reconocido por el papa Francisco y que respalda su canonización
Al doctor venezolano José Gregorio Hernández se le atribuyen miles de milagros, pero solo uno de ellos ha sido reconocido por el Vaticano. Se trata del caso de una niña de 10 años.
Después de más de un siglo de veneración, José Gregorio Hernández Cisneros, un médico que combinó sus conocimientos científicos y su profunda vocación religiosa durante sus 54 años de vida, se convertirá en el primer santo de Venezuela.
El papa Francisco
aprobó este martes el decreto para la canonización del beato venezolano José Gregorio Hernández Cisneros, mientras se encuentra hospitalizado en el hospital Gemelli de Roma debido a una neumonía bilateral. Hernández Cisneros, conocido como el "Médico de los pobres" (1864-1919), había sido beatificado el 30 de abril de 2021 en Caracas.
Francisco había destacado la figura de Gregorio Hernández, tras la beatificación: "Era un médico lleno de ciencia y de fe que supo reconocer en los enfermos el rostro de Cristo y, como buen samaritano, los socorrió con caridad evangélica", dijo el pontífice tras el rezo del Regina Coeli el 2 de mayo de 2021.
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El médico venezolano, fallecido en 1919, fue beatificado en Caracas en una reducida ceremonia, acorde a las medidas de seguridad que marcaban entonces la pandemia, a la que tan solo asistieron unas 150 personas.
José Gregorio Hernández se graduó en medicina en la Universidad Central de Venezuela en 1888 -
Tomada de X: @JOSENAV88734708
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¿Quién fue José Gregorio Hernández Cisneros?
José Gregorio Hernández Cisneros nació el 26 de octubre de 1864 en Isnotú, un pequeño poblado del occidental estado de Trujillo, y fue criado por una familia modesta de marcados valores religiosos.
Su decisión de ser médico comenzó cuando era adolescente. Su obediencia, curiosidad, educación, respeto, fe e inteligencia le llevaron a ganarse la admiración de sus maestros y allegados, quienes le apoyaron para que se convirtiera en médico, aunque su decisión de titularse en el área de salud fue empujada por su padre, Benigno Hernández.
Según sus biógrafos, el progenitor le hizo ver la necesidad que tenía el interior del país de personal médico. "Él era de naturaleza obediente", asegura una de sus biógrafas a EFE, Milagros Sotelo, quien junto a su esposo, también autor, Alfredo Gómez, defiende al doctor como el "médico del deber cumplido".
Era el mayor de sus hermanos y se convirtió en un apoyo muy importante para ellos, luego de que su madre, Josefa Antonia Cisneros, falleciera cuando él tenía ocho años, y su padre, nuevamente, se casara. José Gregorio tuvo once hermanos, cinco de su padre y madre, y otros seis del segundo matrimonio del progenitor.
Entre sus pasiones también estaba leer, tocar el piano o el violín, bailar, aprender idiomas, filosofía e incluso ejecutar la sastrería, una labor que aprendió durante sus estancias en las pensiones de Caracas, ciudad a la que se trasladó a los 13 años, luego de una sugerencia de uno de sus maestros a su padre.
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Era de naturaleza amable y cariñosa y con ese mismo amor atendía a sus pacientes, relatan Sotelo y Gómez, quienes aseguran que esa fue la razón por la que ganó fama y cariño entre todos los venezolanos, y sobre todo, entre los más vulnerables a quienes no les cobraba dinero.
Fue el responsable de la llegada del microscopio al país y de que se abrieran cátedras como bacteriología o histología general y patológica, luego de realizar un posgrado en Francia, que para aquel entonces era muy desarrollado en el área de medicina.
Se encargó, de esa manera, de fundar el laboratorio del Hospital José María Vargas, uno de los más antiguos del país, así como de ofrecer clases en la Universidad Central de Venezuela (UCV), donde se graduó como médico a los 24 años y desarrolló su amistad con el doctor Luis Razetti, otro gran galeno venezolano.
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El milagro que reconoce el Vaticano
La beatificación de José Gregorio Hernández se produjo después de que Francisco reconoció el milagro concedido a la niña Yaxury Solórzano Ortega, quien recibió un disparo en la cabeza durante un asalto mientras se encontraba con su padre y a quien los médicos que la atendieron habían desahuciado.
El asalto ocurrió en marzo de 2017, en el estado central de Guárico, cuando la pequeña tenía 10 años. Después de que los médicos que la atendieron dijeran a sus padres que la niña iba a fallecer, su madre rezó a José Gregorio para su curación, razón por la que, según la versión de sus familiares, avalada por al papa, se salvó.
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Un sitio web dedicado a José Gregorio reseña que en el centro asistencial a donde la menor fue trasladada "no había neurocirujano que la atendiera, por lo que -aunque su estado era sumamente crítico- tuvo que esperar unas 48 horas para ser intervenida quirúrgicamente. Estaba desangrada y presentaba pérdida de masa encefálica".
Yaxury Solórzano Ortega, la niña del milagro.
Archivo particular.
Y agrega: "La madre de la niña, al enterarse de que el especialista realizaría la cirugía a su hija con pronóstico reservado, le pidió a José Gregorio, de quien es muy devota, que le salvara a su hija. Asegura que el Venerable le dijo: ‘"No te preocupes, que tu hija va a salir bien”, y que después comenzó a sentir una paz que no había sentido desde el incidente", citando a una fuente eclesial.
El neurocirujano aseguraba que Yaxury, en caso de sobrevivir a la intervención quirúrgica, quedaría con discapacidad debido a las secuelas. Señalaba afectaciones en su motricidad, la memoria e incluso pérdida de la visión por daño cerebral. El equipo médico estimaba que en un proceso lento, acompañada de terapia, podría recuperar la movilidad.
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Sin embargo, la sorpresa vino cuando, a los cuatro días de la operación, la menor comenzó a rechazar la intubación y a reaccionar de manera positiva a los exámenes. Fue así como a los 20 días pudo salir del centro asistencial. Según la fuente eclesial citada, fue dada de alta "completamente sana, caminando, hablando y viendo sin dificultad".
De hecho, esa fuente cita una tomografía que se le practicó a la menor en 2018 por orden de tribunal, que mostró que "la niña tiene la lesión en el cerebro pero se encuentra totalmente asintomática , sin secuelas".
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Al doctor Hernández se le atribuyen miles de milagros y solo el de la pequeña ha sido reconocido por el Vaticano. Su popularidad y cariño dentro del pueblo venezolano, que tras su muerte comenzó a venerarlo y a llamarle santo, inició desde muy joven, debido a la generosidad con la que siempre actuó.
El doctor José Gregorio Hernández murió en Caracas el 29 de junio de 1919 cuando un vehículo lo atropelló y en la caída se fracturó el cráneo al golpearse con una acera.
A su funeral asistieron miles de personas y, según el sacerdote, el principal cerro de Caracas, conocido como Ávila, quedó despoblado de flores luego de que fueran cortadas para llevárselas al doctor, cuyo féretro fue cargado en brazos por el pueblo.
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Un mural de José Gregorio Hernández en Caracas, Venezuela.
YURI CORTEZ/AFP
Sobre su muerte se dice que, un año antes de su muerte, indicó que iba a pasar.
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Los biógrafos señalan que poco antes de morir hizo un comentario a amigos en el que aseguraba que había ofrecido su vida para que acabara la primera guerra mundial.
Una vida de entrega y afecto hacia los más desfavorecidos que le valió para recibir la venia del papa Francisco para ser beatificado, poco antes de cumplirse el 102 aniversario de su fallecimiento.