Solemne, como la cultura japonesa , fue la conmemoración del décimo aniversario de la triple catástrofe de Fukushima. A las 2:46 de la tarde, hora local, con un minuto de silencio, el país rindió homenaje a las más de 18.000 víctimas del desastre.
“Nunca debemos dejar que las valiosas lecciones aprendidas de los grandes sacrificios hechos en el desastre se desvanezcan. Una vez más, prometo aquí que continuaremos revisando las políticas de prevención y mitigación de desastres para proteger la vida de las personas, y que trabajaremos en todas las áreas para fortalecer nuestra nación y hacer un país que sea resistente a los desastres”, dijo Yoshihide Suga, el primer ministro japonés.
A la conmemoración también asistió el emperador Naruhito, que pronunció unas sentidas palabras.
“La magnitud del daño provocado por el desastre es tan profunda que el recuerdo inolvidable de la tragedia aún persiste en nuestra mente”, manifestó.
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Y frente al mismo mar cuyas olas azotaron la costa del noreste de Japón, se escuchó el sonido de las sirenas donde se congregaron numerosas personas para orar.
“Todavía hay gente desaparecida en el mar, así que vengo aquí (todos los años) para rendir un homenaje floral al mar, con la esperanza de que nos pueda conectar con la gente que no ha regresado”, aseguró Mariko Odawara, quien rindió homenaje a las víctimas.
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Tras el terremoto y el tsunami, el accidente nuclear hizo una gran sombra de la energía de su tipo, pues ha perdido peso en la generación en el mundo.