Los bombardeos israelíes de este domingo en Gaza mataron a al menos 42 palestinos.
"Este insensato ciclo de derrame de sangre, de terror, de destrucción, debe cesar inmediatamente", declaró el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, al abrir una sesión de urgencia del Consejo de Seguridad. Afirmó temer que la violencia "desate una incontrolable crisis" en la región.
Pero esta tercera sesión virtual no condujo a ninguna propuesta.
Según varios diplomáticos entrevistados por la AFP, Estados Unidos, haciendo gala de una posición que muchos de sus aliados consideran incomprensible, se negó de nuevo este domingo a emitir una declaración conjunta que permitiera lograr rápidamente un cese de los enfrentamientos.
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Desde las primeras horas del domingo, 42 palestinos, entre ellos al menos ocho niños, murieron en bombardeos israelíes en el enclave, donde viven dos millones de personas bajo bloqueo israelí.
Se trata de la cifra diaria de muertos más elevada desde el inicio de este nuevo ciclo de violencia, que ya ha causado la muerte de 192 palestinos, entre ellos 55 niños, y más de 1.200 heridos, según el último balance palestino.
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En Israel, 10 personas han perdido la vida, entre ellos un niño y un soldado, y hay 282 heridos, por los disparos de cohetes palestinos.
Los grupos armados palestinos, entre ellos Hamás -en el poder en Gaza-, lanzaron más de 3.000 cohetes contra Israel desde el 10 mayo, el mayor ritmo de cohetes jamás disparados hacia Israel, según el ejército israelí, que precisó que la mayoría fueron interceptados.
En Gaza, el balance de fallecidos no dejaba de aumentar mientras los rescatistas se esforzaban por sacar los cuerpos de entre los escombros, ante la mirada horrorizada de los familiares.
Varias decenas de heridos fueron evacuados al vecino Egipto. Tres convoyes, con 263 palestinos heridos a bordo, cruzaron el puesto de Rafah hasta la región egipcia del Sinaí del Norte, indicaron fuentes médicas y funcionarios, para ser atendidos.
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En tanto, en Jerusalén, un vehículo embistió al caer la tarde contra soldados israelíes que patrullaban en el barrio de Sheij Jarrah, en Jerusalén Este. El ataque causó varios heridos, según los equipos de rescate y la policía israelí, que indicó que había "neutralizado" al atacante, sin precisar si éste estaba muerto o herido.
"¡Fue el infierno!"
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Abu Anas Achkanani, habitante del barrio de Al Rimal, blanco de bombardeos, explicó que perdió a su cuñada y cuatro de sus sobrinos, el mayor de los cuales tenía 11 años, y que, según él, dormían cuando cayó el proyectil.
"Estaba en la casa de al lado (...) No pasaba nada y de repente, hacia las 12h (...) hubo un bombardeo en la calle y ¡fue el infierno! (...). Bajamos para ver y era surrealista. Sacamos a la madre y a los niños de los escombros", relata.
En su persecución contra las estructuras de Hamás, el ejército israelí anunció en Twitter que "atacó el domicilio de (el jefe político de Hamás en Gaza) Yahya Sinwar y el de su hermano, Mohamad Sinwar, jefe de logística de Hamás", y publicó un video que muestra graves daños bajo una nube de polvo.
Fuentes de seguridad palestinas confirmaron el ataque a la vivienda de Sinwar, pero por ahora se desconoce su suerte.
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"Objetivo legítimo"
El sábado, un edificio que albergaba los equipos de la cadena catarí Al Jazeera y la agencia de prensa estadounidense Associated Press (AP) fue reducido a escombros en un bombardeo del ejército israelí, que había pedido la evacuación del inmueble.
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Según el ejército, el edificio albergaba "entidades pertenecientes a la inteligencia militar" de Hamás, acusadas de utilizar a civiles como "escudos humanos".
En una entrevista con la cadena estadounidense CBS, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, justificó el bombardeo, afirmando que era "un objetivo perfectamente legítimo", asegurando que se basaba en informaciones de los servicios de inteligencia.
Esta nueva escalada del conflicto estalló tras el lanzamiento desde Gaza de una andanada de cohetes contra Israel en "solidaridad" con los cientos de palestinos heridos en los disturbios con la policía israelí en la Explanada de las Mezquitas, en Jerusalén Este, sector palestino ocupado por Israel desde 1967.
Los disturbios en la explanada, tercer lugar santo del islam, fueron la culminación de fuertes tensiones y enfrentamientos en Jerusalén Este, debido, sobre todo, a la amenaza de expulsión de familias palestinas a favor de colonos judíos en un barrio de la Ciudad Santa.
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Las hostilidades se extendieron a Cisjordania, un territorio palestino también ocupado por Israel desde 1967, donde los enfrentamientos con el ejército israelí desde el 10 de mayo han causado 19 muertos palestinos.
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