La cifra de muertos por las lluvias torrenciales que azotan desde hace días la región metropolitana de Recife, capital de Pernambuco (nordeste de Brasil ), subió este domingo a 44, informó el gobierno, que cifró en 56 el número de desaparecidos.
"Con la información actualizada que tengo es que registramos 44 muertos, 56 desaparecidos, 25 heridos, 3.957 sin hogar y 533 desplazados", dijo el ministro de Desarrollo Regional, Daniel Ferreira, en una rueda de prensa en Recife.
El último parte oficial, del sábado por la tarde, hablaba de 34 muertos desde el miércoles, más de 1.300 desplazados o sin hogar y no incluía una estimación de desaparecidos.
En medio de una tregua de la lluvia, unos 1.200 efectivos -según el gobierno del estado- del Cuerpo de Bomberos, Defensa Civil, la Policía Militar y Asistencia Social, con la ayuda de helicópteros y embarcaciones, reanudaron por la mañana los trabajos de búsqueda de desaparecidos y rescate de personas que quedaron aisladas por la furia del temporal, que causó deslizamientos de tierras en cerros, desbordamiento de ríos y grandes torrentes de lodo que arrasaron con todo a su paso.
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Imágenes divulgadas este domingo por la alcaldía muestran a los rescatistas, ayudados por voluntarios, retirando escombros en medio de una gran destrucción en la comunidad Jardim Monteverde, en la frontera entre Recife y el municipio de Jaboatao dos Guararapes.
Ahí, el sábado por la mañana ocurrió el mayor drama, cuando un deslizamiento de tierras en esta zona escarpada provocó la muerte de 19 personas.
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"Aunque ahora ha dejado de llover, tenemos previsión de fuertes lluvias para los próximos días. Así que lo primero es mantener las medidas de autoprotección", declaró el ministro, quien sobrevoló la zona afectada acompañado por los titulares de las carteras de Salud, Turismo y Ciudadanía.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, informó este domingo por la mañana que el lunes se desplazará a Recife para seguir de cerca la "tragedia".
Las imágenes de este fin de semana evocan el drama ocurrido en febrero en Petrópolis, en el estado de Río de Janeiro (sureste), donde murieron 233 personas por lluvias torrenciales y deslaves.