La adicción a las drogas es un problema que no distingue raza, sexo o condición económica. Madison McManus conoció ese mundo cuando apenas tenía 15 años, en las calles de Nueva Jersey, Estados Unidos .
Durante una década no pudo zafarse de las garras de la heroína y, como era de esperarse, la droga, la calle y hasta los arrestos por posesión ilegal empezaron a dejar marcas en su cuerpo.
A los 18 años quedó en embarazo. Estuvo sobria durante los nueve meses de gestación, pero su adicción fue más grande: “dejé la escuela y renuncié a la custodia temporal de mi hija, simplemente no podía dejar de consumir”.
Desde ese momento empezaron seis años de oscuridad para Madison, pasando por situaciones que aún no está lista para revelar, pero de las que finalmente pudo liberarse gracias a un programa contra las adicciones, el cual conoció en la cárcel.
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Han pasado tres años desde la última vez que la joven probó la droga. A pesar de esto, aún sigue luchando por recuperar la custodia de su hija, que ya tiene 9 años.
“Fue una sensación tan enriquecedora ver que yo era el problema, y que nada cambiaría hasta que yo cambiara. Hoy tengo una paz interior y una tranquilidad que no se puede expresar con palabras”, manifestó al diario Daily Mail.
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Vea en este enlace las fotografías de cómo luce actualmente Madison.
Con un semblante mucho mejor, envía un mensaje de superación: “Esta vida es corta, está destinada a vivir, no a existir atrapado en una enfermedad que te hace sentir vacío. Sigue luchando, esta nueva forma de vida es hermosa. Y recuerda siempre ser agradecido, humilde y abierto y aceptar todo lo que se te presente”.
“Hay algo más grande para ti, ¡puedes hacerlo!”, puntualizó.
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