La Policía encontró a un migrante escondido en un saco de desechos tóxicos en el puerto del enclave español de Melilla, en la costa norte de Marruecos.
El descubrimiento se realizó el viernes cuando una persona fue hallada inconsciente en una bolsa de plástico sellada que contenía cenizas de combustión, un subproducto de la quema de carbón que está clasificado como tóxico, según las leyes europeas de desechos.
El oficial que hizo el descubrimiento notó por una forma como de pierna humana e inmediatamente llamó a una ambulancia al pensar que se había encontrado con un cadáver.
Pero cuando empezó a sacarla del saco, la persona recuperó el conocimiento y se salvó.
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La Policía también descubrió el viernes a un total de 41 migrantes en el puerto que intentaban abordar ilegalmente barcos hacia la península española, escondidos en camiones y otros vehículos.
Algunos estaban escondidos en contenedores llenos de vidrios rotos para reciclar y habían sufrido "múltiples cortes", dijeron las autoridades.
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El año pasado, más de 41.000 inmigrantes entraron ilegalmente a España por tierra y mar, alrededor de un 30% más que en 2019.
Más de la mitad de ellos desembarcó en Canarias tras una peligrosa travesía marítima que el año pasado vio multiplicar por ocho el número de llegadas.
Las llegadas de inmigrantes aumentaron a medida que la gente buscaba rutas alternativas para llegar a Europa debido al aumento de patrullas del mar Mediterráneo.
Durante el mismo período, alrededor de 1.500 migrantes llegaron a Melilla, uno de los dos enclaves españoles en la costa norte de Marruecos que representan las fronteras terrestres que la Unión Europea tiene con África.
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Ambos son destinos populares para los migrantes que buscan ingresar a Europa ilegalmente, y los migrantes regularmente intentan escalar la valla fronteriza o llegar a ellos nadando a lo largo de la costa.