El personal médico de un hospital ubicado en Gloucester, Reino Unido, se vio obligado a llamar a un escuadrón antibombas del Ejército, después de que un paciente llegó a la sala de emergencias con una munición de guerra incrustada en el recto.
No obstante, los médicos retiraron el antiguo proyectil de la Segunda Guerra Mundial de manera segura antes de que llegara el escuadrón antibombas.
“La Policía acudió al Gloucestershire Royal Hospital el miércoles por la mañana, tras ser informados de que un paciente se había presentado con una municiónen el recto ”, informó la Policía de Gloucester por medio de un comunicado.
El paciente, que no fue identificado por las autoridades, le dijo a los médicos que “resbaló y se cayó” justamente en el proyectil de 17 centímetros de largo por 6 de ancho, cuando estaba viendo una colección privada de arsenal bélico.
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Este tipo de municiones se disparaba usualmente con cañones antitanques.
“Era un trozo de plomo grueso y puntiagudo diseñado para atravesar el blindaje de un tanque”, manifestó uno soldado de la tropa de Eliminación de Artefactos Explosivos del Ejército británico para el medio The Sun.
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La doctora que trató esta emergencia, Carol Cooper, indicó para el mismo diario que el paciente pudo haber muerto si la bala le hubiera perforado el intestino.
"La variedad de objetos que se introducen en el recto es increíble, desde vasos de vino hasta botellas de salsa de tomate y partes de aspiradoras. Lamentablemente, es algo que ocurre todos los días en la sala de emergencias, pero nunca antes había escuchado que se llamara a un escuadrón de bombas”, dijo la doctora Carol Cooper.
Por su parte, el paciente fue dado de alta tras este accidente que le pudo haber costado la vida.
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