Desde que se quedó sin trabajo, debido a una operación para extraerle cálculos renales, el vietnamita Nguyenn Hoang Chau, de 47 años, dice que se vio en la obligación de unirse a una red criminal dedicada al tráfico de gatos
para el consumo humano. En lo que va del 2023, el hombre, que caza hasta seis animales por noche, se ha robado más de 1.500 gatos.
De acuerdo con Nada Farhoud, periodista del diario Mirror que se dirigió hasta la provincia de Dong Thap, cerca de la ciudad de Ho Chi Minh, en Vietnam, para hablar directamente con Nguyenn, el modus operandi de las personas que se dedican a esta labor consiste en engañar a los animales con pescado fresco y otras golosinas para que entren a las jaulas.
Allí los dejan encerrados, sin agua ni comida, a la espera de que se reúna una cantidad suficiente para pagar un transporte que los lleve a los restaurantes con mayor demanda, que se encuentran principalmente en Hanoi.
Según la investigación realizada por el diario británico, cada vez más crece la demanda de esta supuesta “carne exótica” que implica una horrenda crueldad animal. Al parecer, algunos de los comercios suelen comprar los gatos directamente a los ladrones y, una vez los reciben, los sacrifican en el lugar.
En la caza o en el transporte, los felinos a menudo suelen sufrir de múltiples heridas, laceraciones y hasta huesos rotos. Por lo general, los ladrones minoristas entregan a los animales en sacos a un traficante mayorista que es el que se encarga de llevarlos a mataderos o a restaurantes ubicados en otras ciudades.
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Debido a las malas condiciones en las que son transportados, muchos de los gatos mueren de agotamiento, insolación, deshidratación o infecciones. Los que llegan al cliente final y que siguen siendo “aptos para el consumo”, son preparados y desollados en una máquina de pelar.
Acorde con Nguyenn, desde que cambió de trabajo ha duplicado sus ingresos, ganando alrededor de 500.000 dong vietnamitas (84.000 pesos colombianos aproximadamente) diarios. Pese a que sus hijos le han rogado que renuncie a robar gatos, el hombre sostiene que es su única opción para vivir.
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“Estoy triste por los gatos y siento pena por el dolor que sufren, pero tengo que llevarlos para mantener a mi familia”, confesó. “Mis hijos odian lo que hago y se sienten culpables. Me han pedido que pare, pero les he dicho que no tengo otra opción”.
Mientras tanto, los dueños desesperados de los gatos robados difunden anuncios de búsqueda en las ciudades y muchas veces se ven inmersos en enfrentamientos violentos con los ladrones o dueños de los restaurantes.
Según las autoridades, diariamente se sacrifican miles de gatos en Vietnam para el consumo humano, debido a la creciente demanda. El subjefe del departamento de salud animal en Dong Thap, Bach Tuan Kiet, señaló que para frenar esta problemática es necesario prohibir el consumo de mascotas, pero que se necesitan sentencias de cárcel y no solo de multas, ya que estas no son suficientes para disuadir a los comerciantes.