En octubre de 2019 en Brescia, municipio italiano, Antonio Gozzini asesinó a su esposa al propinarle tres golpes con un martillo y apuñalarla en la garganta.
Por este crimen, el hombre iba a ser condenado a cadena perpetua, pero la defensa apeló, argumentando que el señor padecía problemas de salud mental.
Tras dos horas de deliberación, el consejo de jueces concluyó que Gozzini, de 80 años, tenía trastornos "que le excluían totalmente la capacidad de comprender y querer".
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Según el medio local GDB , para el Ministerio Público la situación se trató de un "delirio de celos" y, así, se absolvió del cargo de homicidio agravado por premeditación a Antonio Gozzini.
Dentro de las declaraciones, el hombre aceptó que atacó a la víctima, de 62 años, con tres golpes de martillo en la cabeza mientras dormía, la apuñaló en la garganta e intentó suicidarse después de mirarla durante varias horas. También, dijo que padecía de depresión.
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Grupos feministas y la Red Nacional Contra la Violencia manifestaron su desacuerdo con la decisión de la justicia. La presidenta de la red se refirió a este hecho y dijo que se trata de "prejuicios sexistas y una visión patriarcal de los roles de género, mediante la cual el marido-amo puede 'castigar' a su esposa, en el sistema judicial italiano".