Andrew Malkinson, de 57 años, fue declarado culpable de atacar y violar a una mujer en Gran Manchester,Inglaterra , en el año 2003. Por este motivo, el hombre fue condenado de por vida con una pena mínima de 7 años, aunque nunca se comprobó que su ADN estuviera en la escena del crimen o que en realidad estuviera vinculado en el caso.
Al momento de su juicio, la Fiscalía se basó únicamente en evidencia de identificación, a pesar de que Malkinson aseguraba ser inocente.
“Llegué a la comisaría en 2003 y les dije a los oficiales que era inocente. No me creyeron. Llegué a la corte de la corona en Manchester en 2004 y le dije al jurado que era inocente. No me creyeron. Llegué a este tribunal de apelaciones en 2006 y les dije que era inocente. No me creyeron. Me presenté ante la Comisión de Revisión de Casos Penales, que se supone que debe investigar los errores judiciales, y les dije que era inocente. No investigaron y no me creyeron”, declaró el hombre a medios locales.
En medio de la lucha por limpiar su nombre y demostrar que era inocente, Malkinson finalmente fue remitido a la corte por la Comisión de Revisión de Casos Penales, luego de que las pruebas de ADN obtenidas recientemente vincularan a otro posible sospechoso en el crimen.
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Asimismo, se conoció que aunque las prendas de vestir de la víctima habían sido “destruidas” por la policía del Gran Manchester, las muestras de ADN se habían conservado durante muchos años, pero que no fueron relevadas en el juicio que se adelantó inicialmente en contra del hombre por un error que se corrigió en la anotación de un médico.
De acuerdo con el abogado de Malkinson, “fueron fallas de divulgación graves y repetidas durante esos procedimientos que socavaron cualquier perspectiva de un juicio justo. En más de un sentido, este es un caso histórico, pero también una injusticia histórica”.
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El defensor aseguró que una serie de fotografías que fueron tomadas poco después del ataque y que fueron archivadas en carpetas documentos que no salieron a la luz durante muchos años, respaldaban la evidencia de que la víctima arañó en la cara a su atacante y por eso se había roto una uña de la mano izquierda, herida que no se veía reflejada en el rostro del acusado.
Pero como el médico había escrito erróneamente que la uña rota estaba en la derecha, el jurado aseguró que la prueba se podía excluir.
Otro de los factores determinantes en la condena de Malkinson fue la declaración de dos testigos oculares, cuya última palabra fue tomada por el juez, a pesar de que ambos sujetos tenían antecedentes de deshonestidad y abuso de drogas.
“En el juicio, Michael Seward y Beverley Craig fueron presentados como testigos honestos cuya evidencia se podía confiar de manera segura para respaldar la identificación del apelante. Evidencia previamente no revelada muestra que el jurado fue engañado para dar por sentada la honestidad de estos testigos y se privó de información importante sobre su credibilidad y confiabilidad”.
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Finalmente, la Policía de Gran Manchester reconoció el error judicial y lamentó la situación: “Lamentamos mucho que el señor Malkinson sea víctima de un error judicial tan grave al ser condenado por un delito que no cometió y cumplir una pena de prisión de 17 años”, dijo en un comunicado la jefe de policía Sarah Jackson.
“Lamentamos profundamente a la víctima de este crimen, que no solo sufrió un trauma horrible hace 20 años, sino que también revivió la experiencia durante un juicio penal, y ahora puede sufrir daños adicionales al enterarse de que el verdadero delincuente aún no ha sido arrestado”, agregó.
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“He sufrido incalculablemente durante los últimos 20 años como resultado de mi condena injusta, y sigo sufriendo cada día. Siempre he sabido que soy inocente. Finalmente, la acusación ha reconocido que mi condena no debe mantenerse”, puntualizó Andrew Malkinson.