Un hombre de 40 años fue arrestado después de que presuntamente intentara subir explosivos a un avión para un vuelo nacional en Estados Unidos. Lo encontraron en su casa, luego de que quisiera eludir a las autoridades.
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Mark Muffley, de 40 años, fue detenido el lunes 27 de febrero por la noche, el mismo día en el que las autoridades encontraron el material peligroso en la maleta que facturó para un viaje de la aerolínea Allegiant desde Allentown, en Pensilvania, a Orlando, en Florida, según informaron medios estadounidenses.
Poco antes de que los explosivos fueran subidos al avión, el personal de la Administración de Seguridad del Transporte (TSA, en inglés) los detectó luego de que el equipaje hiciera sonar una alarma en el aeropuerto internacional de Lehigh Valley.
"El artefacto fue detectado durante un control de rutina del equipaje de bodega", precisó la TSA en un comunicado.
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Dentro de la maleta encontraron un objeto circular de "tres pulgadas" (7 centímetros) de diámetro escondido en el forro de la maleta.
Determinaron que se trataba de un explosivo en polvo, parecido al utilizado en los fuegos artificiales, según la denuncia judicial publicada en el sitio web Axios.
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También hallaron una lata de butano, un encendedor, una pipa con residuos de polvo blanco, un taladro inalámbrico, gas combustible y dos interruptores diferenciales pegados con cinta negra.
Miembros de seguridad del aeropuerto de Lehigh Valley (Allentown, Pensilvania) contactaron con el FBI para pedir asistencia e identificar lo que creían que eran explosivos dentro de la maleta que Muffley facturó, aseguran los documentos presentados ante una corte federal.
Un agente del FBI se desplazó hasta el lugar, revisó el equipaje con rayos equis y encontró un tipo de "polvo" consistente con "fuegos artificiales comerciales". El objeto tenía pegado dos tipos de mecha, una para actuar en corto y otra para hacerlo de forma retardada.
El sospechoso se fue del aeropuerto apenas escuchó que era llamado por la oficina de seguridad.
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Fue detenido "sin incidentes" en su casa en Lansford, a menos de una hora de la terminal aérea, y se enfrenta ahora a dos cargos por intentar introducir explosivos en un avión, lo que le puede acarrear una pena de por lo menos 10 años de cárcel.
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