Una joven de 21 años de Minga Guazú fue llevada de emergencia el pasado viernes, 12 de abril de 2024, al Hospital Regional de Ciudad del Este, en Paraguay. A la mujer le practicaron una cesárea de emergencia, pues estaban en riesgo su vida y la de la bebé, que ya no recibía la oxigenación adecuada.
Después del procedimiento, la madre y la familia recibieron la noticia de que la pequeña no tenía signos vitales. Tras recoger el cuerpo de la bebé y el certificado de defunción, consiguieron un pequeño ataúd y le hicieron un sencillo velorio.
Como suele hacerse en las comunidades católicas, le rociaron agua bendita y, en ese momento, dicen que un tío se dio cuenta de que la bebé estaba viva .
“Después llegó mi tío que la vino a despedir y vio que la bebé movía su cabeza”, relató con voz entrecortada Ignacio Medina Vega, padre de la bebé.
La familia de la bebé regresó de inmediato al hospital y la niña de 27 semanas de gestación fue puesta en una incubadora, en cuidados intensivos neonatales.
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Se estima que la pequeña permaneció en el ataúd más de cuatro horas y, casi la mitad del tiempo, el cajoncito estuvo totalmente cerrado.
Para la familia es, ni más ni menos, un milagro y por eso la niña ha sido llamada Milagros de Jesús.
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Mientras los médicos intentan descifrar el caso de la pequeña, ella lucha por la supervivencia.