Un gatito que sobrevivió a los bombardeos en el Donbás llegó con una infección de ojos severa hasta una de las tiendas de veterinarios en la frontera entre Ucrania y Polonia. Como él son muchas las mascotas que hacen parte de familias de refugiados que cruzan a suelo polaco huyendo de la guerra. Estos animales también son víctimas.
“Les damos calor, tenemos cobijas porque muchos de los animales se están congelando, porque han tenido que esperar por mucho tiempo. Eso es lo que les podemos dar, un pequeño refugio donde puedan calmarse y comer”, cuenta Hetza, coordinadora de asistencia a animales en el paso fronterizo de Medyka.
Les dan alimentos, correas, guacales e incluso los tratan.
“Muchos de ellos están físicamente bien, muchos de ellos no han comido, pero el problema más grande es desde la salud psicológica, porque ellos están traumatizados. Como la gente, han pasado por días en los que han sentido bombas caer cerca de ellos”, enfatiza Hetza.
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Ya sea en sus guacales o amarrados con sus correas, la cantidad de mascotas que también cruza la frontera es enorme. Nada más en la estación de Przemyśl, en la frontera, se estima que 1000 mascotas llegan al día, perros y gatos principalmente.