El presidente interino habló ante unas 2.000 personas, una floja asistencia frente a las multitudinarias marchas que lideró en semanas pasadas.
"Llegamos al momento histórico: o somos presas del miedo, de la desesperanza, de la inacción (...) o nos mantenemos unidos en las calles, con esperanza, con fuerza", lanzó el jefe parlamentario, reconocido como presidente interino por medio centenar de países.
Once días después de la fracasada sublevación del 30 de abril liderada por Guaidó, que desató una ofensiva oficialista que se saldó con un diputado preso y varios refugiados o huidos, puñados de personas se congregaron en otras ciudades del país, mostraron imágenes de la prensa local.
"Hoy le pido a Venezuela que no descansemos un solo día hasta lograr el cambio en Venezuela, nosotros no lo vamos a hacer, a pesar de la persecución, del hostigamiento", aseveró Guaidó, bajo riesgo de ser detenido tras perder su fuero parlamentario en abril.
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"El llamado es a salir a la calle. Todos tenemos miedo por la represión, pero no podemos quedarnos en la casa", dijo a la AFP Melquíades Rosales, un comerciante de 42 años que portaba una bandera venezolana de "luto", con el negro reemplazando el amarillo, azul y rojo.
¿Resistir hasta cuándo?
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Desde que se proclamó mandatario encargado el 23 de enero después de que el Parlamento declarara ilegítima la reelección del líder socialista, Guaidó ha liderado manifestaciones y llamado a los militares a dar la espalda a Maduro para propiciar una transición y "elecciones libres".
"¿Hasta cuándo podemos resistir como sociedad?", preguntó este sábado Guaidó, refiriéndose a la persistente crisis económica y social de Venezuela, la peor de su historia reciente.
Pero el heredero político de Hugo Chávez (1999-2013), que dice enfrentar un "golpe de Estado" continuado de la oposición azuzada por Estados Unidos, sigue contando con el respaldo castrense y de Rusia y China. Un apoyo que le permitió sobrevivir al alzamiento, prólogo de disturbios que dejaron seis muertos.
Por esos hechos, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), de línea oficialista, imputó a 10 diputados, entre ellos la mano derecha de Guaidó, Edgar Zambrano, por traición a la patria y conspiración.
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Zambrano, vicepresidente del Parlamento, fue detenido el miércoles en una operación digna de una película que incluyó el remolque con grúa del vehículo en el que estaba. Luego fue ingresado en una cárcel militar en Caracas.
Tres de sus colegas se refugiaron preventivamente en las residencias de los embajadores de Argentina e Italia y un quinto huyó a Colombia. Los restantes mantienen un perfil bajo.
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Una veintena de miembros del Parlamento, única institución en manos opositoras pero anulada en la práctica por la justicia, han sido objeto de medidas judiciales.
El factor EEUU
La fracasada rebelión fue coordinada por el exjefe de inteligencia Cristopher Figuera, denunció el viernes Maduro, tachando al desertor de "topo" de la CIA.
Figuera, al que Estados Unidos recompensó por su rebelión con el levantamiento de sanciones en su contra, y otros 55 oficiales fueron expulsados de la Fuerza Armada por un decreto presidencial.
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"Yo le digo a las autoridades militares de los Estados Unidos (...): no estamos pidiendo, estamos exigiendo que se respete la ley", expresó este sábado en una alocución televisada el ministro de Defensa, Vladimir Padrino.
El jefe castrense reaccionó luego de que Venezuela denunciara que un buque de la Guardia Costera estadounidense ingresó a aguas bajo su jurisdicción en días pasados.
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En su discurso, Guaidó anunció que pidió a su representante en Estados Unidos "restablecer relaciones" con el Comando Sur estadounidense, cuyo jefe, el almirante Craig Faller, se puso a la orden para discutir un "apoyo" a jefes militares que den la espalda a Maduro.
Washington, principal valedor de Guaidó, mantiene una política de sanciones para presionar al líder socialista y dice no descartar una opción militar.
Pero una intervención extranjera podrá concretarse solo "cuando los aliados estén dispuestos a dar ese tipo de ayuda, y que esa sea la última opción, o la única que reste a los venezolanos", dijo Guaidó a la televisión pública portuguesa RTP.
Venezuela reabrió el viernes sus fronteras con Brasil y Aruba, cerradas desde febrero para impedir una operación ideada por Guaidó para ingresar ayuda humanitaria desde países vecinos. Mantiene cerradas sus fronteras con Colombia y las islas de Curazao y Bonaire.
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