En medio de una extenuante jornada laboral, un constructor de 30 años por poco muere luego de que se disparó por error con una pistola de clavos en la cabeza
. Su caso ha sido tan sorprendente que una revista médica lo registró.
De acuerdo con los doctores, el hombre se encontraba trabajando en una obra en construcción cuando, de un momento a otro, la pistola de clavos dejó de funcionar. Cuando quiso corroborar el porqué la máquina se atascó, giró la herramienta y la puso apuntando a su rostro.
Mientras la analizaba, la máquina se encendió y le disparó un clavo de más de 3 centímetros, el cual se alojó al lado de uno de sus ojos.
Debido a que no empleaba gafas de seguridad ni ninguna protección, el clavo logró insertarse en el sector frontal del cerebro, a pocos centímetros del globo ocular, según reportó el medio TN.
De acuerdo con la revista médica The Cureus Journal of Medical Science, debido a la gravedad del accidente, el trabajador fue trasladado a la unidad de emergencia del Hospital Sultanah Bahiyah, en Alor Setar, Malasia, sitio al que llegó consciente y quejándose del intenso dolor.
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Cuando ingresó al centro médico, llegó con pérdida de la visión y sangrado en el ojo izquierdo. Los médicos reportaron que “se quejó de dolor de cabeza y dolor en el ojo izquierdo y, por lo demás, cooperó y se orientó completamente durante el examen. La fuerza muscular y la tensión de las cuatro extremidades eran normales”.
Tras una serie de exámenes, entre ellos una tomografía computarizada, los médicos identificaron que el clavo había afectado el lóbulo frontal del cerebro, necesario para el lenguaje y el movimiento. De igual modo, esta zona es vital para “la solución de problemas, la espontaneidad, la memoria, la lengua, el juicio, el control del impulso y el comportamiento social y sexual”, según Centre for Neuro Skills.
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Los doctores le aplicaron una vacuna contra el tétanos, antibióticos y medicamentos anticonvulsivos. Además, fue intervenido quirúrgicamente para que le extrajeran el clavo de 3.2 centímetros. Por suerte, no hubo hemorragia.
Debió pasar cinco días en la Unidad de Cuidados Intensivos y el parte médico afirmó que “se recuperó bien durante el postoperatorio sin ningún déficit neurológico”.
Como el clavo no afectó arterias ni nervios vitales, los doctores consideraron que era poco probable que sufriera un daño importante a nivel nervioso. Pero, a una semana de la cirugía, no podía cerrar correctamente el ojo izquierdo y no lograba ver la luz.
Los médicos desconocen cómo sigue la recuperación del obrero, pues debió regresar a su país de origen. Gracias a que el clavo no afectó de manera importante su cerebro, vivió para contarlo.