Las consecuencias de laguerra entre Israel y el grupo extremista Hamás
siguen dejando muchas víctimas civiles, una situación que está lejos de detenerse. Además, de manera paradójica, mientras escasean el agua y la comida en Gaza, aún no entran las ayudas anunciadas por Estados Unidos.
"La gente vino al sur buscando un lugar seguro, pero no hay un lugar seguro, están lanzando bombas sobre los niños. Ni siquiera había nadie adulto, todos eran niños. ¡Todos eran niños!", señaló un testigo de un bombardeo.
Desde allí, desde la Franja de Gaza, se están conociendo imágenes perturbadoras de las víctimas. Medios árabes destacan la crueldad de la guerra que se está ensañando con los niños y han mostrado imágenes de un recién nacido que murió porque su madre falleció mientras él estaba en su vientre.
Una realidad que los palestinos aseguran se repite a diario desde hace 13 días a lo largo y ancho de la Franja de Gaza. Los bombardeos de Israel son, incluso, simultáneos.
Los ataques, de acuerdo con el grupo extremista Hamás, en menos de 72 horas, causaron la muerte de dos de sus comandantes y también de Jamila Al Shanti, una reconocida líder de las milicias.
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Entre tanto, los civiles palestinos se debaten entre buscar sobrevivientes entre los escombros y enfrentar la escasez de lo básico para sobrevivir.
"Si nos fijamos en lo que queda, es solo una pequeña cantidad de productos que solo alcanzan para un pequeño número de niños. Hay algunos productos que requieren cocción y no se pueden vender a la gente, ya que no hay agua potable, ni gas ni electricidad. Si seguimos viviendo en estas circunstancias, Gaza se transformará en una fosa común”, expresa un vendedor del mercado Khan Younis.
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Lo irónico es que, a escasos nueve kilómetros, toneladas de ayuda humanitaria esperan luz verde para poder entrar a la Franja de Gaza, luego de que el presidente Joe Biden lograra un acuerdo con el gobierno de Israel para permitir el ingreso de comida y medicamentos al enclave.
Entretanto, en Cisjordania, otro enclave palestino, crece la furia en rechazo al ataque al hospital en el norte de Gaza, cuya autoría aún se ha establecido plenamente.