Un niño de 9 años que estaba de vacaciones con su familia en Miami Beach, Estados Unidos, fue ingresado en un hospital tras ser mordido por un tiburón en una playa local.
El menor, que reside en Minnesota y viajó junto a su familia al sur de Florida, pasó la mayor parte del domingo en un hospital donde debió ser operado a causa de la mordedura de un tiburón de unos 1,2 metros de largo, según declaró su madre, Kristine Weiskopf.
En declaraciones al canal local de Miami WPLG, la madre relató que se hallaba con su hijo en una playa en South Beach, cuando notó que luego de que el menor saliera de debajo del agua le faltaba un pedazo de piel en uno de los hombros.
"Miré hacia abajo y había un tiburón gris de cuatro pies que se alejaba nadando, así que lo levanté (al niño) y lo llevé a la playa", dijo la madre.
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Luego de ser atendido por los bomberos y personal de emergencia, el menor fue trasladado al Hospital Jackson de Miami, donde fue operado de urgencia para cerrar las profundas heridas en el hombro dañado.
El padre, Ren Weiskopf, señaló que se hallan "en shock" pero agradecidos de que el niño sobrevivió al ataque y espera se recupere, al mismo tiempo que expresó su sorpresa de que la playa siguiera abierta.
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"La playa todavía está abierta y los niños todavía están ahí abajo jugando, y están en el mismo lugar donde mi hijo acaba de ser atacado. No sé si es solo por las vacaciones de primavera o lo que sea, pero la playa debería estar cerrada", señaló el padre.
Las playas de Florida suelen escenario de ataques de tiburones, una de las últimas registrada en diciembre pasado cuando un bañista casi muere desangrado mientras caminaba buscando auxilio y tras ser mordido en un brazo y una mano por un tiburón en una playa de Siesta Key, en la costa oeste de Florida.
El total de casos de ataques de tiburones a humanos reportados en 2020 fue de 120 (39 provocados incluidos), según el informe anual del Archivo Internacional de Ataques de Tiburones (ISAF) de la Universidad de Florida (EE. UU.), en Gainesville, y que refleja que por tercer año el número de ataques no provocados ha descendido.
Miami Beach, donde se han concentrado olas de jóvenes en vacaciones de primavera, está bajo toque de queda nocturno impuesto el fin de semana para evitar las concentraciones sin respetar las normas preventivas del COVID-19 que han dado lugar a enfrentamientos con la Policía y detenciones.
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