Un grupo de personas fueron imputadas en Jordania por la agresión producida el martes a un joven de 16 años, a quien le amputaron las manos y le quitaron un ojo en un acto de venganza que conmocionó al país.
La víctima fue secuestrada en Zarqa, a 25 kilómetros al noreste de la capital, Amán, por un grupo que habría actuado en represalia por la muerte de un familiar de uno de los atacantes, crimen del que está acusado el padre del adolescente.
En el reino se alzan voces, presas del miedo, por esta tragedia para exigir la pena de muerte contra los responsables de la agresión.
Las fuerzas de seguridad jordanas dijeron en la semana que habían realizado seis arrestos, incluido el del presunto autor principal, y confiscado dos armas de fuego y "todos los objetos contundentes utilizados durante el ataque".
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La agencia oficial de noticias Petra informó el viernes que la Fiscalía había acusado a varias personas de secuestro e intento de asesinato, entre otros cargos, pero no especificó el número exacto.
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Además, agregó que la investigación continúa, especialmente en relación con otros sospechosos.
El rey Abdullah II ordenó que el adolescente fuera atendido en el hospital King Hussein de Amán y exigió que se tomaran medidas legales severas contra los autores del ataque.
Por su parte, la reina Rania se refirió al hecho como "una atrocidad indescriptible en todos los aspectos".
"¿Cómo podemos borrar este crimen motivado por el odio? ¿Cómo se puede reparar el corazón roto de los padres? ¿Cómo podemos proteger a nuestros hijos de la brutalidad de los criminales desprovistos del sentido moral más básico?", expresó a través de Facebook.
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El primer ministro Bicher al-Khasawneh aseguró que el caso se manejará "con firmeza y conforme al estado de derecho".