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Estudiante de Terapia Ocupacional se quitó la vida tras denunciar acoso sistemático

La estudiante Catalina Cayazaya había denunciado acoso y maltrato durante sus prácticas profesionales. Su madre habló de la situación que sufrió su hija.

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En Chile hay conmoción por el caso de Catalina Cayazaya, una estudiante de Terapia Ocupacional que se quitó la vida luego de denunciar acoso y maltrato durante sus prácticas. La tragedia ha puesto el foco sobre conductas sistemáticas de abuso en áreas de la salud.

El pasado 16 de marzo, la llama de Catita, como le decían sus amigos, se apagó. En una pequeña nota le dijo a su madre que la perdonara, pero que no aguantaba más el dolor. Ese día ella terminó con su vida, sus sueños de ser una gran terapeuta ocupacional se habían visto truncados hace más de un año, cuando tuvo su primer acercamiento con el mundo laboral.

“El trato era tremendamente desagradable y ahora tenía miedo de ir. Esa señora las insultaba. Le decían que era tonta”, señaló Carolina Cors, su madre.

Catalina aguantó los insultos sistemáticos durante siete semanas mientras realizaba su internado, pero no en silencio. Hoy su madre asegura que ella denunció desde la primera vez, pero nadie le hizo caso.

En la Universidad de los Andes, donde cursaba su carrera, la trataron de débil y el acoso no terminó ahí. Pese a tener buenas calificaciones y ser una alumna ejemplar, le pidieron evaluar a su profesora guía antes de su examen, algo que su madre asegura traspasa lo permitido. Fue reprobada.

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“Ahí en ese momento ella lo tomó muy mal, le mandamos una licencia psiquiátrica y se quedó unos meses en la casa”, indicó su madre.

Le costó un año recuperarse. Esta vez volvería a realizar el segundo internado en un centro distinto y, aunque al principio todo parecía ir relativamente bien, excepto por la sobrecarga de trabajo, cuando le quedaban solo unos días para su evaluación, le prohibieron dar su examen, ¿por qué?

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“La profe le dijo: 'Cata, ¿puedes creer que me dejaron sin interna?'. O sea, por un interés egoísta de no quedarse sin interna, decide reprobar a una interna a la que no le había dicho nada terrible”, contó Carolina Cors.

La entereza de Carolina hoy sorprende. Asegura que lo hace porque debe alzar la voz por su hija y por los cientos de jóvenes que podrían estar en la misma situación. El acoso laboral no tiene límites y para muchos quizás es difícil detectarlo a tiempo.

Desde la Superintendencia oficiaron a la Universidad de los Andes para que entregue toda la información de esta y otras posibles denuncias. Mientras que desde la Casa de Estudios afirman estar realizando una exhaustiva investigación para determinar responsabilidades, una indagatoria dispuesta casi dos años después de la primera denuncia realizada por Catalina.

Con la situación que pasó la joven estudiante, otros alumnos se han solidarizado y concuerdan con ella. “El malestar general de nosotros los alumnos es que en estos casos tiene que pasar algo tan extremo, tan lamentable como esto, para que recién se hable del tema”, puntualizó Ángel, estudiante de la Universidad de los Andes.

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Peor aún cuando el mismo Colegio Médico admite que esta práctica de acoso laboral en carreras ligadas al área de la salud es habitual, con los malos tratos y el abuso laboral que más de alguno ha sufrido y que hoy, tras este hecho, ya no están dispuestos a callar.

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