El estrés hídrico se ha convertido en una preocupación creciente para muchos países de América Latina.
Aunque Colombia no es el único afectado, es importante destacar que la región enfrenta desafíos significativos en la gestión de sus recursos hídricos.
La Organización de las Naciones Unidas estima que alrededor de 1.800 millones de personas sufren las consecuencias de esta crisis, clasificándola como un "desastre natural".
Los países más afectados por el estrés hídrico
Un estudio realizado por el World Resource Institute evaluó la disponibilidad de agua en diferentes países, considerando su uso doméstico, industrial y agrícola.
El resultado es un índice de estrés hídrico que varía de 0 a 5, donde los valores más altos indican una mayor afectación.
- Kuwait, Chipre y Omán encabezan la lista con los niveles más críticos de estrés hídrico a nivel mundial.
- México se encuentra en el segundo lugar en América Latina, ubicado en el puesto 26 a nivel global. La sequía afecta a 1.550 municipios, con 143 de ellos experimentando una sequía excepcional.
- Chile, en el puesto 16, lidera la región con un puntaje de 4.47 sobre 5.
- Perú, en el tercer lugar, tiene un puntaje de 3.74.
Los países con menor estrés hídrico
En contraste, algunos países sudamericanos disfrutan de una situación más favorable:
- Paraguay, Bolivia, Panamá, Nicaragua, Colombia y Ecuador tienen puntajes que oscilan entre 0 y 0.75. Estos países han logrado gestionar sus recursos hídricos de manera más eficiente.
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Países que más consumen agua por persona
Según la información más reciente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los países que más consumen agua para satisfacer sus necesidades son:
- Colombia: 2 millones de litros.
- Perú: 1.7 millones de litros.
- Grecia: 947.000 de litros.
- México: 697.000 de litros.
Estrategias para la gestión del agua
Es crucial que los países latinoamericanos implementen estrategias de gestión sostenible del agua para mitigar el estrés hídrico.
Esto incluye inversiones en infraestructura, políticas de conservación y uso eficiente del recurso, así como la cooperación regional para compartir experiencias y soluciones.