Un hombre de 30 años se disparó por accidente con una pistola de clavos en la cabeza. Milagrosamente, el protagonista de esta historia sobrevivió, pero quedó con graves secuelas.
Esta persona trabajaba en una obra de construcción en una ciudad de Malasia. Era un día normal, hasta que se dio cuenta de que la pistola de clavos no estaba funcionando. En ese momento decidió inspeccionar la herramienta apuntándola hacia su rostro, una acción que casi lo mata.
Mientras intentaba arreglar el artefacto, este se disparó y le introdujo una puntilla de tres centímetros muy cerca del ojo.
El sujeto no llevaba gafas de protección y el clavo se insertó en el sector frontal de su cerebro, a tan solo centímetros del globo ocular izquierdo.
El afectado fue trasladado de emergencia a una clínica. Los galenos que lo atendieron informaron que la herida no había afectado nervios o arterias vitales del cerebro.
Publicidad
Por suerte, el hombre fue operado con éxito y le sacaron el clavo en una sola pieza. Los médicos extrajeron el tejido dañado, curaron el párpado y suturaron la herida.
Lamentablemente quedó con secuelas luego del accidente con la pistola de clavos. Después de una semana del procedimiento, el paciente no podía cerrar su ojo izquierdo ni ver luz por ahí.
Publicidad
Según Daily Mail, los especialistas que atendieron al hombre de 30 años no continuaron con el proceso, ya que él decidió regresar a su país de origen.