La ofensiva rusa en Ucrania se intensificó el martes 15 de marzo con una serie de bombardeos en Kiev, pese a la reanudación de las negociaciones y a una concesión importante del presidente ucraniano, que se dijo dispuesto a renunciar a su intención de adherirse a la OTAN. Cuatro personas murieron en el bombardeo a un edificio residencial del distrito occidental de Sviatoshin, informaron los servicios de rescate.
"A las 4:20 de la mañana todo tembló con fuerza. Me levanté, mi hija corrió y me preguntó: '¿Estás viva?'. Pero en una de las habitaciones no podíamos sacar a mi yerno y a mi nieto, así que rompimos las puertas y pudieron salir", relató Lyubov Gura, de 73 años, que vivía en el piso 11.
Otro edificio de nueve plantas fue alcanzado en el distrito de Podil (noroeste), más cerca del centro de la ciudad, y hubo un herido.
La víspera, en el límite noroeste de la capital, Pierre Zakrzewski, camarógrafo de Fox News, murió, y su colega Benjamin Hall resultó herido, informó la cadena estadounidense.
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Toque de queda en Kiev
El alcalde de Kiev, Vitali Klichkó, declaró un toque de queda de 35 horas a partir de las 8:00 p.m. del martes por el momento especialmente "peligroso" que vive la capital, donde al menos la mitad de la población ya ha huido.
Desde el viernes, los combates se han extendido al oeste. Un ataque el lunes contra una torre de televisión cerca de Rivne (noroeste) dejó 19 muertos.
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En la gran ciudad de Dnipró, en el este, relativamente intacta hasta ahora, el aeropuerto fue bombardeado y provocó una "destrucción masiva", según su alcalde, que no mencionó víctimas por el momento.
En el sur, los rusos siguen intentando tomar Mariúpol, una estratégica ciudad portuaria en el mar de Azov, que lleva días asediada.
Pero, según el Estado Mayor ucraniano, han perdido 150 soldados en la ofensiva y se han "retirado". Esta información no pudo ser verificada por fuentes independientes.
No obstante, unos 2.000 vehículos pudieron salir de la ciudad, informó el ayuntamiento, y otros 2.000 están esperando para poder abandonarla. Pero hasta 300.000 personas se encuentran aún atrapadas sin agua, electricidad, calefacción ni alimentos.
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En casi tres semanas de conflicto, más de 3 millones de personas han huido de Ucrania, sobre todo hacia Polonia, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). De ellos, 1,4 millones son menores de edad, es decir "casi un niño por segundo", según Unicef.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, denunció que desde el inicio de la invasión han muerto 97 niños en bombardeos rusos contra "escuelas, hospitales, viviendas".
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"Las negociaciones están en curso", afirmó en Twitter Mykhailo Podoliak, negociador en jefe de la delegación ucraniana. Entre los temas que se deben abordar figuran "un alto el fuego y la retirada de las tropas" rusas del territorio ucraniano, añadió.
Las conversaciones se celebran por videoconferencia después de tres rondas cara a cara en la vecina Bielorrusia y una reunión el jueves en Turquía de los jefes de la diplomacia rusa y ucraniana.
El Kremlin consideró prematuro cualquier "pronóstico", después de que un consejero de la presidencia ucraniana considerara posible un acuerdo de paz antes de "finales de mayo".
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El presidente parece haber hecho una concesión importante, afirmando que se debía admitir que Ucrania no entraría nunca en la OTAN.
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"Durante años hemos escuchado que las puertas estaban abiertas, pero también hemos escuchado que no podríamos unirnos. Esa es la verdad y hay que reconocerla", dijo en una videoconferencia con responsables militares.
Putin justificó en parte la invasión de Ucrania por el temor a que esta antigua república soviética se uniera a la alianza militar occidental.
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