Michelle y Meagan encontraron una forma de mantener unidos a los enfermos internados en cuidados intensivos y a sus familiares.
“Uno de los primeros casos fue el de una mujer, su esposo no podía estar con ella y fue muy triste. Eso realmente me tocó el alma”, cuenta Michelle Vaughan, enfermera en el Hospital St. Mary’s en Richmond, Estados Unidos.
Ella y su compañera Meagan se pusieron manos a la obra y pidieron a las familias que les enviaran mensajes de aliento a sus seres queridos que luego reproducen en los juguetes.
“Siempre los alentamos a que los llamen como les dicen de cariño, les decimos: ellos los escuchan. Esto es algo que los ayuda a luchar, lo hemos visto”, asegura Meagan Wright.
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Las enfermeras han comprobado los efectos de esta iniciativa en quienes cuidan, en su mayoría pacientes que están sedados o intubados.
“Todo el tiempo ves que cuando la familia está presente, cuando sienten su presencia, eso hace una diferencia”, señala Michelle.
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La mejor recompensa que ambas han recibido llegó con el testimonio de una mujer recuperada quien aseguró escuchar esas palabras de aliento.
“La paciente dijo: “ellos me llamaron todas las noches”. Fue asombroso, eso hizo que el esfuerzo valiera la pena”, recuerda Vaughan.
Los mensajes alivian el alma y apoyan la recuperación de quienes aún libran la batalla contra el COVID-19.