En Texas, Estados Unidos , se registró un caso que vuelve a demostrar, otra vez, lo impredecible y letal que puede llegar a ser el coronavirus COVID-19 . J.J. Boatman, un niño de tan solo 9 años, murió a causa de la enfermedad.
El deceso del menor se produjo el 25 de enero de 2021. Según sus familiares, en menos de 24 horas el pequeño se complicó y falleció.
"Por la mañana, estaba corriendo y jugando, pero por la noche gritó y lloró mientras le decía a su mamá que no podía respirar. Cuando su mamá fue a verlo, su cara y sus labios ya se veían morados", dijo Gabriel Ayala, tío del fallecido, a un medio de comunicación .
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Tras las complicaciones médicas, el menor fue llevado al Cook Children's Medical Center y allí los galenos descubrieron que sus pulmones estaban llenos de líquido. Además, que padecía de hipoxia cerebral por falta de oxígeno.
A la mañana siguiente, los doctores les confirmaron a los familiares del paciente que había fallecido por complicaciones derivadas del coronavirus, situación que generó sorpresa y dolor, pues nadie sabía que él estaba contagiado y tampoco presentó síntomas.
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"Su mamá nunca habría imaginado que volvería a casa sin su pequeño. Era su bebé, su único hijo. Nos vamos a perder toda su vida", complementó el tío del fallecido.
Además, el padre del niño contó que, a pesar de que sufría de asma y tenía autismo, era muy activo: “Ahora no sabemos qué hacer con nuestras vidas, todo ha cambiado radicalmente para nosotros”.